LOS SUCESOS DEL LEPANTO


I: EL EXPEDIENTE DEL "LEPANTO":

La apertura de la causa 204/1939 referente a los sucesos ocurridos a bordo del destructor LEPANTO durante los primeros meses de la contienda comienza estableciendo la presunta responsabilidad de 70 personas; algunas de ellas fallecieron durante la guerra; otras, habían escapado con la flota republicana; aunque la mayoría fue detenida en los primeros días de abril de 1939.
Como previa a las dos páginas ocupadas por la relación de los 70 tripulantes implicados, aparece la comunicación al auditor del departamento con un pequeño resumen sobre los hechos acaecidos a bordo entre el 18 de julio de 1936 y la 2ª decena de agosto del mismo año, en que fueron fusilados en Málaga los oficiales del buque detenidos en el barco-prisión MONTETORO.
Viene este resumen precedido de una lista con los 7 nombres de quienes "con anterioridad al Movimiento hacían propaganda roja a bordo" y los 20 que la hicieron con posterioridad, según los informes del S. I. P.

A partir de este punto, arranca una compleja causa judicial que se disgrega más adelante en otras dos, la nº 924/1939 y la nº 866/1939, según la presunción de los diferentes grados de responsabilidad de los encartados. Más adelante se celebran dos nuevas causas en las que también aparecen encartados distintos tripulantes del Lepanto; una de ellas, la 402/1939, juzga a varios miembros del "S.I.M. Rojo"; la otra, la numerada 136/1939 se abre contra los auxiliares ENRIQUE MARTÍNEZ GODÍNEZ Y PEDRO CEREZUELA NAVARRO y el cabo CAMILO CAMPILLO a quienes se acusa de "haber presenciado los asesinatos de los oficiales"

Siete meses después de la apertura de los distintos sumarios contra 31 tripulantes del buque, el resultado se traduce en el sobreseímiento de la causa en cuanto a uno de los encartados y la absolución de 6, mientras que los demás son condenados a distintas penas: 3 de ellos a separación del servicio, 12 a diferentes penas de prisión, a 7 les fue aplicada la pena de muerte y uno no llegó a ser juzgado, por haber muerto a consecuencia de las torturas sufridas en un interrogatorio.

En esta página, dedicada a los hechos ocurridos a bordo del Destructor Lepanto podremos ir encontrando las declaraciones de denunciantes, testigos y encartados en estas causas judiciales.
Valga esta aportación como pequeño grano de arena que nos vaya conduciendo al logro de que por fin, aun al cabo de más de setenta años "se abra paso a la verdad"


II: DE LA COMUNICACIÓN AL AUDITOR DEL DEPARTAMENTO:

Con anterioridad al Movimiento hacía propaganda roja a bordo
el Fogonero Preferente ELIAS MARCHE SENAC y los cabos: ANTONIO LUQUE, JUAREZ, TRIVIÑO, FERNANDEZ, NAVARRO y RUBIO.
Y a raíz del movimiento, los cabos: VILASUSO, RUBIO, BARRACHINA, FLORES, PARDO y RUBIO , FERNANDEZ DOPICO,JUAREZ, FERNANDEZ NAVARRO, LISTA, LUQUE, FLOREZ,
Y los Marineros: ISSAC BORIS, UMBON, CHARCAN.
Cabo HERRERA, VILASUSO, FLORES Y radio LOPEZ ESTRELLA
Y fogonero FRANCISCO MARTINEZ CONESA


III: LAS CAUSAS:

Las declaraciones de los miembros de la dotación del Lepanto giraban en torno a dos temas principales: los hechos acaecidos entre el 17 y 20 de julio de 1936 a bordo del barco, con detalles referentes a la actuación de cada uno de los encartados frente al levantamiento militar y la detención de la oficialidad y los sucesos de la segunda decena de Agosto, en Málaga, relacionados con el fusilamiento de los jefes y oficiales.
Junto a algunas declaraciones, en las que se llega a los más mínimos detalles, otras, por el contrario, apenas dan luz alguna sobre el asunto; los declarantes, o bien ignoraron muchos de los detalles, o bien no quisieron decir lo que sabían. Pero son pocas las contradicciones que encontramos. En la mayoría de ocasiones, podemos reconstruir, gracias a ellas, la práctica totalidad de los hechos, pues hay muchas coincidencias en los datos que nos vamos encontrando a lo largo del estudio de las causas.
Vamos a comenzar por estudiar el testimonio de Pedro Tárraga García, barbero de a bordo y de José Alberto Gómez Malfaz, auxiliar de oficinas. Ambos, una vez concluida la guerra, aparecieron convertidos en afentes del S.I.P.

Ambas declaraciones corresponden al episodio al que llamo, coloquialmente, "La Historia de la apendicitis loca"

DECLARACIÓN ANTE EL S.I.P. DE PEDRO TÁRRAGA GARCÍA EL 9 DE MAYO DE 1939:

    ...Que el día 18 de julio llegamos a Melilla, procedentes de Almería, extrañándome de que se detuvieran algunos barcos mercantes  y empezó a correr el rumor por el barco de que había algo de sublevación...   
(...)  
...  Al mucho rato fue turbada la tranquilidad del barco por la voz de algunos cabos que se destacaban, entre ellos Antonio Luque, José Mª Navarro, Rubio, Dubois, Dopico, José Antonio, Hermoso, Lista, Triviño, Campillo, Porlan; Fogonero Elías Marché, Eleuterio Martínez, El Niño, Orozco, Reche, Soler, Cabo Fogonero Juan; Ginés, Ibáñez, Aragó, Maquinista Sancha, Contramaestre Tomás Díaz, Auxiliar Electricista Salvador Hernández, todo este personal fueron los que en los primeros momentos tomaron parte activa; destacándose con menos actividad el maquinista Muiños, Lucas Hernández, Rafael Caravaca, Aux. de Máquinas Manuel Hernández, Aux. de Servicios Técnicos Pedro Cerezuela, Aux. de Sanidad Enrique Godínez y otros más que el declarante no recuerda. Este personal estaba de acuerdo con Don Ginés Jorquera, Maquinista de Cargo, el cual actuaba en representación de todos.

 Los Oficiales les manifestaron a los Cabos que se había producido un Movimiento Nacional siendo el Jefe el General Franco y que por el bien de España se debía entregar el barco, oponiéndose a ello la representación. El Oficial que les dirigió la palabra fue el Alférez de Navío Don Alberto Caso...   
(...)
...se encontraba gravemente enfermo el Auxiliar de Oficinas Don José Alberto Gómez Malfaz y el Alférez de Navío Don José Ramón González.
El Oficial de Oficinas D. José Alberto que estaba en su camareta bajó a visitarlo el declarante, viendo que el citado Aux. estaba algo desatendido, ofreciéndose el declarante para ponerle unos paños en el vientre, porque no había quien se los pusiera. En estos momentos bajaron a la camareta del Aux. el Comandante, el Contador D. Sebastián Noval, D. Antonio Corpas y  el Capitán Maquinista D. Modesto Pastor, oyéndose en el sollado de marinería frases de poca piedad para el citado Aux. El declarante, una vez aliviado de su dolor el Aux. se marchó a acostarse por ser demasiado tarde.

La lectura de estos fragmentos de la declaración nos hace centrar la atención sobre el principal acusador de la tripulación. El barbero  implica, al principio, a un total de 32 tripulantes como importantes activistas destacados en lo que, a lo largo del proceso, se da en llamar "sublevación". Requiere nuestra atención la figura de uno de los dos "enfermos" de a bordo: el Auxiliar de Oficinas José Alberto Gómez Malfaz, que permanece olvidado de todo el mundo, no encontrando más que en el barbero ayuda en los graves momentos de su enfermedad.
Transcribimos a continuación la PRIMERA declaración al respecto del citado Juan Alberto:

DECLARACIÓN JURADA PRESENTADA EL 27 DE ABRIL DE 1939 POR JOSÉ ALBERTO GÓMEZ MALFAZ :


El declarante salió en su buque el día 17 de julio de madrugada de Cartagena para Almería...   .... Al día siguiente nos encontramos frente a Melilla donde vimos a los destructores “S. Barcaiztegui” y “Almirante Valdés”. Estuvimos navegando todo el día frente a Melilla. Que a las cinco de la tarde aproximadamente del día 18 vio  que los otros dos destructores entraron en el puerto de Melilla. Más tarde el Comandante llamó al Maquinista de cargo a la casilla de derrota en donde se encontraba con los Sres. Oficiales. El Maquinista permaneció bastante rato reunido con los anteriores y cuando bajó se fue a la camareta con los Auxiliares de Cargo donde estuvo otro rato, y después reunió a la Marinería de orden del Comandante y creo que éste dijo que no recibía órdenes más que del Poder constituido, que fue lo que dijo el Maquinista a la Marinería.
Desde este momento se observó entre cabos y la Marinería actos de insubordinación formando corrillos, haciendo caso omiso del Mando y en cuanto a los Maquinistas y Oficiales la Marinería dijo, sin poder determinar quién que de los únicos que se podía confiar era en pocos, sobre todo en el Maquinista Manuel Sancha, que más tarde, según mis noticias ha sido Presidente del Comité rojo y 2º Comandante del buque. En estos actos de insubordinación e instigación se destacaron los cabos Juan Triviño, Luque, Juárez, Dopico y muchos más, fogonero Elías Marché, marxista de bajos instintos y pésimas pasiones...

... Al atardecer del día 19 el que suscribe sufrió un fortísimo ataque de apéndice, permaneciendo en un estado de postración enorme hasta las 6 de la mañana del día 20 en que el Alférez de Navío Don José Ramón González López en unión del declarante fuimos trasladados en una ambulancia al Hospital de Málaga en donde permanecí en tratamiento unos doce días aproximadamente

El auxiliar de Oficinas cita a algunos miembros de la tripulación como protagonistas de la oposición al alzamiento, utilizando para ello el típico vocabulario que solemos encontrar en estas causas por parte de los elementos fascistas, descalificaciones de claro matiz despectivo cuya lectura no nos deja lugar a dudas sobre la ubicación ideológica del declarante. A continuación, hace referencia al "fortísimo ataque de apéndice" que sufrió. Es en la declaración que posteriormente firma ante el S.I.P. el día 8 de mayo de 1939, cuando da más detalles de este oportuno ataque:

DECLARACIÓN ANTE EL S.I.P. EL 5 DE MAYO DE 1939 DE JOSÉ ALBERTO GÓMEZ MALFAZ:


Continuamos dando vueltas cerca de Tres Forcas y hacia las seis de la tarde, aproximadamente, el declarante sufrió un fortísimo ataque, que según los facultativos fue de apéndice, perdiendo completamente el conocimiento que recuperó agracias a tres o cuatro inyecciones de morfina y aceite alcanforado. A la mañana siguiente, el referido Cabo Triviño bajó a mi camareta siendo portador de una pistola del 9 largo, diciéndome como si me acabara de pasar la cosa más insignificante: Bueno, Don Alberto, o al Hospital o a bordo, escoja que aquí tenemos mucho que hacer y no queremos (fielmente no recuerdo la palabra pero me parece dijo) complicaciones. Al subir pude observar, a pesar del enorme estado de postración en que me encontraba que en el sollado de Marinería no había nadie.
Quiero hacer constar que durante la noche en que estuve sin conocimiento fui visitado por los Srs. Oficiales y el comandante y que no me dejó de auxiliar ni un solo momento con el mayor cariño el Maestro Barbero Pedro Tárraga, el cual me ha manifestado después de la forma despectiva y miserable con que enjuiciaban mi estado la dotación en general. Al llegar a la popa no me acuerdo quién me trajo un sillón en donde me senté viendo como estaba casi toda la dotación en una especie de paréntesis y como si algo esperaran. Que el Habilitado Don Sebastián Noval, asesinado el día (aparece borrosa la fecha en el textode Agosto siguiente también, se acercó a mí y dándome un cariñoso abrazo, dijo que le dijera lo que necesitaba, accediendo a su ofrecimiento por no tener dinero y me entregó lo que le pedí, 75 Pts, en plata. Acto seguido se unió a mí el Alférez de Navío José Ramón González López, conduciéndonos a los dos en una ambulancia, al Hospital Militar de Málaga. (...)

Hasta aquí, las primeras declaraciones de ambos, en cuanto al mismo hecho, que amplío con nuevas declaraciones: En primer lugar, os ofrezco los detalles con que José Alberto Gómez Malfaz completa ante el SIP la primera que había realizado. El plazo transcurrido ante ambas es de tres días. Seis días después, la que realiza ante el juez instructor discrepa bastante de las anteriores, siendo sus afirmaciones respaldadas por el certificado del Comandante médico Pérez Cuadrado:

8/5/1939. CAUSA 924/39:

(...)
...  conduciéndonos a los dos en una ambulancia, al Hospital Militar de Málaga.
En él permanecí doce o catorce días regresando a bordo en donde  una llamada Comisión de la Flota me dijo que se había ordenado que todos los Auxiliares de Oficinas tenían que hacerse cargo de las Habilitaciones, haciendo ver que se encontraba enfermo y que el haber salido del Hospital de Málaga era para trasladarse a Cartagena donde sería operado con más tranquilidad. Le hicieron entrega de cualquier forma, hasta que en el día siguiente, sin siquiera entregar, me hospitalicé de nuevo y esta vez fui al “Artabro·, puesto que a bordo no podía estar ante el estado repugnante de indisciplina, sin Oficiales, todos ellos, excelentes caballeros, y el ambiente asfixiante de crímenes y todas las malas pasiones puestas en el juego más hediondo. Durante esta parcialísima permanencia mía fui obligado por Elías Marché de forma violenta a que aquel mismo día había que pagar y a quien le secundaban varios que no recuerdo, haciéndolo en principio porque antes de terminar me puse malo y continuó el amanuense. A la mañana siguiente me encontraba a bordo del “Artabro” en donde estuve hasta el día 14, saliendo en esta fecha para Cartagena

14/8/39.  CAUSA 924/39:

DECLARACIÓN DE J. ALBERTO GÓMEZ MALFAZ
 ANTE EL JUEZ INSTRUCTOR:

Que se afirma y ratifica en la declaración prestada ante el S. I. P.
Que también se afirma y ratifica en su declaración jurada
Que puede acreditar la colaboración prestada en el Socorro Blanco de Cartagena mediante la certificación del jefe de dicha organización Don Antonio Bermejo Sandoval que presenta en este acto para su incorporación al sumario.
Que puede acreditar que su desembarco del “Lepanto” fue provocado intencionadamente y con la idea de no prestar servicios a los rojos, fingiendo para ello una enfermedad que realmente no padecía en aquel momento, mediante certificación del Comandante Médico de la Armada Sr. Pérez Cuadrado que le asistió, y que igualmente acompaña...

14/8/39 CAUSA 924/39:

DON FRANCISCO PEREZ CUADRADO, COMANDANTE MÉDICO DE LA ARMADA.- DESTINADO ACTUALMENTE EN EL HOSPITAL DE MARINA DEL DEPARTAMENTO MARITIMO DE CARTAGENA.-
CERTIFICO: Que encontrándose embarcado durante los primeros días del mes de agosto de mil novecientos treinta y seis, como Jefe de Cirugía, a bordo del “ARTABRO”, buque convertido en Hospital por los rojos, ingresó en dicho buque como enfermo, después de haber permanecido doce días en el Hospital Militar de Málaga el Oficial de Oficinas y Archivos de la dotación del destructor “LEPANTO” DON JOSÉ ALBERTO GÓMEZ MALFAZ, , por haber padecido con anterioridad y en los primeros días del Alzamiento Nacional un ataque de apendicitis.
Que en aquellas circunstancias y al ingresar en el “ARTABRO” fue simulada la enfermedad para no prestar servicio, habida cuenta de que en el “LEPANTO” existía cierta animosidad contra él, además de repugnar  de la situación caótica de aquellos instantes en que ya el buque se encontraba sin Oficialidad.
Y para que conste y surta los efectos donde convenga, expido la presente en Cartagena, a los once días del mes de julio de mil novecientos treinta y nueve.- AÑO DE LA VICTORIA

No es la de José Alberto la única enfermedad fingida.
En el sumario 924/39, seguido, entre otros, contra Pedro Tárraga García, el barbero de a bordo, podemos leer en el informe del ponente:

CRIADO PARTICULAR PEDRO TÁRRAGA GARCÍA.- Al estallar el Alzamiento Nacional se hallaba embarcado en el Destructor “Lepanto” siendo constantemente perseguido por los elementos rojos del barco y especialmente por el Comité, cuyo Presidente llegó a intentar asesinarlo. Para conseguir desembarcar se provocó una enfermedad de la vista, aplicándose un líquido dañino que le provocó la enfermedad deseada y de la que aún hoy se resiente.
Sus antecedentes son inmejorables y de ello abunda copiosa prueba en las actuaciones. Su conducta intachable; su enemistad con los rojos, manifiesta; en la actualidad presta sus servicios al Movimiento como agente del S. I. P. del Departamento.
Hasta aquí lo actuado, el Instructor estima que ninguna responsabilidad alcanza a los encartados en la presente causa, por lo que procede el sobreseimiento total de la misma.

Más adelante, entre los resultandos, figura:
…RESULTANDO: Que el procesado PEDRO TÁRRAGA GARCÍA se hallaba en el Destructor “Lepanto” el 18 de julio de 1936, habiendo sido perseguido por los elementos rojos y provocándose una enfermedad en los ojos para poder desembarcar, cosa que logró. Sus antecedentes son inmejorables, su voluntad manifiesta de servir a la Causa Nacional, siendo según el S. I. P. Departamental adicto.
Hechos que declaramos probados.
  Esta causa concluyó, como es lógico, con la absolución de Pedro Tárraga.
¿Qué actuaciones siguió el barbero, como agente del SIP, copntra sus antiguos compañeros?. Cito tan sólo lo que ocurrió en el caso de Pedro Cerezuela, la denuncia que firmó contra él el 21 de abril de 1939, y que provocó la detención:
Departamento Marítimo de Cartagena
Servicio de Información de Marina
DENUNCIA QUE PRESENTA
D. Pedro Tárraga García
Contra D. Pedro Cerezuela Navarro (Maestranza)
Domicilios:
Declarante: S. I. P.
Denunciado: Los Dolores (al final línea tranvía)
Por el Delito de: Haber asistido al Cementerio en ocasión de los fusilamientos de los Oficiales del Lepanto. Testigo el Cabo de Artillería de dicho buque Camilo Campillo.
Cartagena, 21 de Abril de 1939. Año de la Victoria.
Pedro Tárraga

Pedro Cerezuela fue fusilado el 14 de febrero de 1940.

 


En la causa 204/39, seguida contra varios miembros de la dotación del Lepanto, se centran los testimonios en tres hechos relevantes: El posicionamiento de los miembros de la tripulación el día 18 de julio del 36, la detención de los oficiales, y el fusilamiento de éstos.

Partamos de las declaraciones de algunos de los testigos y encausados acerca del primer hecho: La actitud de la tripulación el día del levantamiento militar.

Declaración ante el SIP del cabo electricista
ALFREDO LORENZO MALDE:
“Que el día 17 de julio de 1936 estaba el Destructor “Lepanto” en Almería; que próximamente a las 9 horas de la noche les ordenaron ir a todos a bordo por salida a la mar, estando el barco en completa normalidad; que a media noche se salió a la mar y a la mañana siguiente se encontraron frente a Melilla; que a mediodía aparecieron el “Sánchez”· y el “Valdés”, que del “Sánchez” vino a bordo el Jefe de Estado Mayor a hablar con el Comandante, y al regresar éste, el Jefe de Estado Mayor, no sé si al “Sánchez o al Valdés”, estos dos barcos entraron en Melilla; que por la tarde de este día “18” y que llamó el Comandante a la Junta de Oficiales, que se celebró en el Puente. El declarante tiene entendido que el Comandante les dijo, al terminar la reunión, que aún quedaba un Oficial por consultar, que era el 2º Maquinista, Don GINÉS JORQUERA y le mandó llamar, sosteniendo con él una conferencia en el puente; al terminar ésta bajó a cubierta por estribor y se encontró al lado del banco del carpintero con un grupo de individuos a los cuales habló; que en el grupo se Encontraban ELÍAS MARCHÉ, Don SALVADOR RUIZ (torpedista); Don ENRIQUE MARTÍNEZ GODÍNEZ (practicante) y muchos cabos y marineros y fogoneros, cuyos nombres no recuerda; que Don SALVADOR RUIZ se desmayó y Don ENRIQUE le recogió; el declarante, acercándose al grupo en aquel momento, dedujo, por las conversaciones, que había una sublevación en Melilla y que el “Valdés” y el “Sánchez” se unían  a la sublevación y el Comandante del “Lepanto” dijo que él no entraba con su buque y que comunicaría con los barcos citados para que le dijeran lo que ocurría; que a partir de ese momento, en la radio, que se encontraba MANUEL FLORES, cabo, DOPICO, cabo de 1ª, ÁNGEL LÓPEZ CINZA, Cabo; cree que ellos obraron independientemente, sin estar a las órdenes del Comandante, y que DOPICO, hablando con las dotaciones del “Sánchez” y del “Valdés”, los insultaba por haberse unido a la sublevación; que poco después salieron el “Sánchez” y el “Valdés” de Melilla; este último hizo rumbo a Levante, y el “Sánchez” rumbo Oeste. El declarante oyó decir durante la noche que se detuviese, a todo barco que saliese o entrase en Melilla, llevando fuerzas; que a la mañana siguiente, día 18, estando de vigilancia frente a Tres Forcas, vieron a un buque, del que no sabe las características, mandándole parar, al que pasó un oficial con un bote, a cuyo regreso el buque continuó su rumbo; también se vieron unos submarinos y un avión.
.
Declaración ante el SIP del Cabo de Fogoneros
JUAN GARCÍA TOMÁS:

Que el día 18 de julio bajó D. Ginés Jorquera, Maquinista de Cargo del buque, del puente a la cubierta, después de tener una entrevista con el Comandante; que mandó llamar a todo el personal de la dotación, libre de servicio, para decirles que el Comandante le había dicho que se trataba de una sublevación en África en contra del Gobierno y que les pedía parecer a lo que la dotación contestó que obedecerían al Comandante en lo que les mandase; que el Maquinista de Cargo subió entonces al puente a comunicarle al Comandante la decisión de la dotación.

Declaración ante el S. I. P. del Cabo de fogoneros
PEDRO CAMACHO ADÁN:

Que el día 16 ó 17 fue alta en el Hospital de Marina de Cartagena, reincorporándose al “Lepanto”, buque de su destino; que le extrañó que pusiesen ametralladoras en su buque, de orden del Comandante, la misma tarde del día en que fue alta de Hospital; que al día siguiente salieron para Almería, seguramente por la tarde, no recuerda bien, con objeto, según creo, de sofocar una huelga que había en aquella capital; que en aquella navegación se comentaba lo de la huelga; que veía al Cabo de Marinería TRIVIÑO comentar con el cabo de fogoneros GINÉS VERA y el Fogonero Preferente ELEUTERIO MARTÍNEZ, y un tal ARAGÓ, del mismo empleo; que los comentarios los hacían en voz baja y que el declarante no oyó lo que hablaban; que al llegar a Almería saltó a tierra a la una de la tarde y que le ordenaron a todos los de la dotación que si oían algún toque de sirena, que regresasen a bordo; que la sirena del barco tocó a las nueve de la noche, regresando el declarante a bordo; que al regreso vio en cubierta a dos señores de paisano hablando con el Comandante D. VALENTÍN FUENTES; que a las doce o la una de la noche regresaron para Melilla; que estando en aguas de Melilla se encontraron con el “Sánchez” y el “Valdés” y subió a bordo del “Lepanto” el Segundo del “Sánchez” y estuvo hablando en el puente con toda la oficialidad; que el Comandante llamó al puente al maquinista de cargo, Don GINÉS JORQUERA y al Auxiliar Electricista Don SALVADOR RUIZ; que poco tiempo después bajó el auxiliar Ruiz y el Maquinista y éste dijo a los que se encontraban en cubierta que se trataba de un movimiento fascista; entonces casi toda la dotación se negó a entrar en Melilla, permaneciendo callado el interrogado; que al día siguiente o aquella noche salieron para Málaga


DECLARACIÓN ANTE EL SIP DE
ANTONIO MUIÑOS RICO:

Que el día 18 de julio de 1936 estando en aguas de Melilla, le dijo Don Ginés Jorquera, después de una conferencia celebrada entre los Oficiales y el Comandante que se trataba de un levantamiento militar en África contra el Gobierno de la República; que sabe, por haberlo oído, que D. Ginés Jorquera bajó a la camareta de Auxiliares, poniendo en conocimiento de los Auxiliares lo que habían dicho en el puente; que la dotación se reunió en el sollado de marinería y les habló D. Ginés Jorquera, diciendo que el “Lepanto” estaba a las órdenes del Gobierno; que por esta causa no entró en Melilla el citado buque; que el maquinista Sancha dio la orden de encender las calderas que estaban apagadas, que eran dos; que estando navegando el 18 de julio, de Melilla para Málaga, hubo gran efervescencia entre muchos individuos de la dotación que daban gritos de Viva la República, estando los oficiales a bordo.

Ante la sublevación en contra de la República, el Comandante, Don Valentín Fuentes, según estos testimonios, se mantuvo fiel al Gobierno, a pesar de la oposición de la casi totalidad de la oficialidad. La mayoría de la dotación, tanto auxiliares como cabos o marinería, manifestaron que obedecerían al Comandante, y algunos, una minoría, callaron. La tripulación del Lepanto se negó a entrar en Melilla, por lo que el barco quedó vigilando la costa.
Al día siguiente, en llegando a Málaga, se planteó el conflicto, ante la decisión de qué hacer con los oficiales. Para reconstruir lo que ocurrió ese día, debemos recurrir, no sólo a las declaraciones de testigos y encartados, sino a las anotaciones en el cuaderno de bitácora del buque.


Después de lo ocurrido frente a las costas de Melilla, el Destructor "Lepanto" se dirigió hacia el puerto de Málaga. Fue allí donde tuvo lugar la detención de la mayoría de oficiales del buque.
A continuación, los fragmentos de las declaraciones de la causa 204/39, acerca de este hecho:

DE LA DECLARACIÓN DE ELEUTERIO MARTÍNEZ ORTIZ:

Estando el buque en Málaga, el Cabo de Marinería Juan Triviño bajó a detener a los oficiales con una pistola en la mano, con otros varios. Entre éstos bajó el fogonero Vicente Aragó.

DE LA DECLARACIÓN DE SALVADOR RECHE PALLARÉS:

...posteriormente se llegó a Málaga donde el cabo radio Dopico comunicó a la marinería que la oficialidad debía ser detenida. Después el cabo de Marinería Juan Triviño obligó y arengó a los marineros a armarse a fin de detener a los oficiales. Detenidos éstos fueron conducidos a tierra en un bote por los citados cabos en compañía del fogonero preferente Elías Marché...

DE LA DECLARACIÓN DE ANTONIO MARTÍNEZ PÉREZ:

...que el día 19 ó día 20 hicieron rumbo a Barcelona y que al poco rato de navegación oyó el declarante decir que se había recibido un radio ordenando que hiciesen rumbo a Málaga, donde llegaron hacia las cuatro de la madrugada del día siguiente; que al llegar a este puerto se encontraron con el “Sánchez” y se acercó un bote de este buque; que los individuos de este bote subieron a borde y preguntaron que por qué no se había detenido a la oficialidad; que después llegaron, procedentes al parecer, del ”Sánchez” el Capitán de Corbeta Don Federico Monreal, acompañado de un Condestable, cree que se llamaba Paz, los cuales reunieron a la dotación en el sollado de marinería y Don Federico Monreal dijo que el que quisiese se quedase el Comandante y Oficiales, que lo dijese y el interrogado optó por esto último; que los individuos Olegario Guirado y Triviño dijeron que no se quedase nadie; que el Cabo de Artillería Antonio Luque Cantero se encontraba en la toldilla discutiendo con los oficiales y entonces se acercó Triviño con una pistola diciéndole al Alférez de Navío Don Antonio Corpas algo que el declarante no puede precisar y que el citado Alférez de Navío dijo que se marchasen todos para proa porque parecía aquello un motín y entonces el declarante marchó hacia proa a la despensa, para hacer una relación de víveres por haberlo mandado así el Contramaestre de Víveres; que cuando iba por las inmediaciones del cañón antiaéreo oyó una voz, creo que de Triviño, que decía:”¡A las armas!” siendo cogidos los oficiales y obligados a vestirse de paisano; que el declarante no intervino para nada en esta detención; que el dirigente de todo era Triviño, secundado por el marinero Umbón, marinero Charcán, Cabo de Marinería Luque ; que el Cabo de Marinería José Fernández Navarro también se encontraba allí, sin que el declarante pueda decir que este último individuo intervino en la detención; que se comentaba que el tal Triviño había cacheado a los oficiales, interviniendo también Charcán y Rubio; que después salieron los detenidos a cubierta vestidos de paisano, que cree que vinieron en un bote un sargento de carabineros y dos números y se llevaron a los oficiales; que el declarante no se acuerda bien si cuando se llevaron detenidos a los oficiales él estaba a bordo o en tierra, que él no los vio marcharse, que cuando regresó a bordo le dijeron que los Oficiales ya se habían marchado y que se los habían llevado no sabe si al “Síster” o al “Monte Toro”

DE LA DECLARACIÓN DE ALFREDO LORENZO MALDE :

...llegando a este puerto en la madrugada del día 20; que el “Sánchez” estaba allí y de este buque vinieron a bordo dos cabos preguntando por lo que se había hecho con la Oficialidad, que la del Sánchez ya estaba detenida; que los Oficiales estaban vestidos de paisano en la toldilla del Lepanto; que al mandar a mucha gente que había allí que fueran para proa el Cabo Juan Triviño puso una pistola a Don Antonio Corpas diciéndole: “Tú cállate la boca, que pronto vas a ir para el bote”, añadiendo “Todo el mundo a las armas”; que entonces el Comandante le encargó al de Cargo Naval, Don Tomás Díaz, el Mando, las llaves de la caja, y liquidó sus cuentas particulares; que en estas operaciones acompañaban al de Cargo dos cabos; cree el declarante que eran Dopico y Triviño; que entonces llegó el Capitán de Corbeta Don Fedrico Monreal y Pilón y habló a la dotación, reunida en la toldilla, diciendo que él podía asegurar que Don Valentín Fuentes era leal al Gobierno de la República y después de muchas discusiones con la dotación, entre los que descollaban el Cabo de artillería Olegario Guirado que decía que se marchasen todos los Jefes y Oficiales, incluído el Comandante, y al llegar al Condestable Don Antonio Paz añadió éste que, efectivamente, Don Valentín Fuentes era leal y que hacía falta a bordo para llevar el barco y consiguió que quedase a bordo.; el citado Don Antonio Paz, para acreditarse él, enseñó un carnet antiguo del Partido Comunista; añade el declarante que Don Valentín Fuentes quiso seguir la suerte de sus compañeros, pero tuvo que seguir a bordo porque así lo quiso la dotación; que un bote con personal armado, que llevaba detenidos, se acercó al “Lepanto”, recogió a la oficialidad de este buque y se la llevó al “Monte Toro”;



El estudio de los sucesos ocurridos a bordo del Lepanto durante los días 18 al 20 de julio quedaría incompleto si nos limitáramos a las declaraciones de los miembros de la tripulación. Deberíamos consultar algunos apuntes del cuaderno de bitácora del buque, realizados por su comandante Don Valentín Fuentes, sus propias declaraciones y la transcripción de los mensajes recibidos y enviados al Ministerio en esos momentos.

El 18 de julio, una vez frente a las costas de Melilla, se intercambiaron distintos cables entre el Ministeio de Marina y el destructor. El primero de ellos, hacia las siete y cuarto:

Nº 3746 “Ministro de Marina a Comandante Lepanto– Sitúese frente a Melilla bombardeándose los objetivos que marquen aviones bombardeo que salen península con los que establecerá contacto por radio”.
Nº 3755 “Mº Marina a Valdés, Sánchez y Lepanto: Al establecer contacto con aviones bombardeo comunicar inmediatamente”
Nº 3756 “Mº de Marina a Lepanto: Establecerá contacto radio con correo Málaga fondeado en Melilla ordenando salga inmediatamente. Una vez fuera y a suficiente distancia de la plaza enviará personal para su reconocimiento. Si dicho correo no conduce tropas la orden será seguir a Málaga. Si ofrece resistencia a salir o conduce tropas procederá con máxima energía apelando incluso a su destrucción”
Nº 3759: “Mº de Marina a Sánchez, Valdés y Lepanto: Inmediatamente de recibir este radio romperán el fuego los tres buques sobre campamentos y cuarteles de regulares, centros militares o agrupaciones de fuerzas. La República española espera de la lealtad y disciplina de esas dotaciones sabrán hacer honor a la tradición brillante de la Marina. Continuará el fuego hasta solicitud de tregua o haber consumido la mitad de los cargos. En todo caso darán cuenta inmediatamente del cumplimiento de estas órdenes. Evitarán disparar sobre edificios enclavados en el casco de la población”.

Según declaraciones de don Valentín en entrevista concedida durante su exilio a Vicente Talón, Bastarreche envió a Cervera, su segundo, a conferenciar con los jefes y oficiales del Lepanto y el Valdés acerca del cumplimiento de estas órdenes. El único que estaba dispuesto a cumplirlas era don Valentín Fuentes.
- ¿No irán a disparar contra nuestros hermanos militares? - le preguntó Cervera al constatar su disposición.
- ¿Hermanos militares? - respondió Fuentes - Y si fueran cenetistas, ¿sí podríamos tirar?
- Es distinto - replicó Cervera
- Pues para mí no lo es. Ya sabía que con ustedes no iba a entenderme. 

En cuanto a la detención de los oficiales, el día 20 de julio, transcribo a continuación la singladura correspondiente del cuaderno de bitácora, firmada por el propio comandante:
A 3 h. amarramos en el puerto de Málaga, en el que se encontraban el “Sánchez Barcáiztegui” y el “Alsedo”. A 5 h. la dotación vino a manifestarme que habían tomado el acuerdo, aprobado por el capitán de corbeta D. Federico Monreal que había llegado de Madrid en avión para tomar el mando del Sánchez Barcáiztegui y que traía poderes del Gobierno, de desembarcar al 2º Comandante D. José Mª Barón y Romero, Capitán Maquinista D. Modesto Pastor Fluxá, Capitán de Intendencia D. Sebastián Noval y Brusola y Alféreces de Navío D. Alberto Caso Montaner y D. Antonio Corpas Prieto, quienes pasaron al “Monte Toro” a disposición del Excmo. Sr. Gobernador Civil de Málaga, con una comunicación firmada por el que suscribe, en el que se hacía constar el deseo de la dotación del Lepanto de que les dispensase las máximas garantías de seguridad por no haber cometido delito alguno y si solo abrigar, respecto a ellos, sospecha de tibieza. A 7 h. a petición de la dotación del “Alsedo” hube de nombrar comandante interino de dicho barco al Alférez de Navío D. Alberto Caso Montaner que estaba en el “Monte Toro” y que tomó el mando en el acto. El que suscribe también estuvo depuesto durante media hora por la dotación, juntamente con el resto de la oficialidad, y llegó a entregar el mando al Auxiliar 1º Naval D. Tomás Díaz y Díaz pero aclamado por la Dotación hubo de continuar en el mando del buque. A la tarde atracó al muelle del petróleo para rellenar de combustible y continuando así hasta recibir.
Valentín Fuentes



El comandante del destructor Lepanto, el capitán de fragata don Valentín Fuentes López,  era un gran profesional y en su trato a los subalternos mostraba una exquisita delicadeza y una gran humanidad. No hacía gala de la insolencia y el orgullo tan comunes en la mayoría de los miembros del Cuerpo General; en cuanto a sus ideas políticas, tampoco alardeaba de ellas. Aunque favorable a la Monarquía, el advenimiento de la República había sido aceptado por él como el resultado de la voluntad popular, y no se dedicaba a las conspiraciones propias de sus compañeros de cuerpo; su espíritu castrense se traducía en una inquebrantable fidelidad hacia el Gobierno.
Don Valentín era un hombre bondadoso, de recta conducta, fiel a las órdenes recibidas, y ajeno por completo a conspiraciones. Se había reincorporado a la Marina la primavera anterior, tras un largo período trabajando como Ingeniero y Geógrafo en el Instituto Geográfico y Catastral, con la categoría de Jefe Superior de Administración Civil, mientras que en la militar había quedado en situación de supernumerario. Durante esa etapa había permanecido alejado de las luchas políticas e igualmente lo había hecho tras su reingreso, siendo de todos conocida su lealtad; por tanto, ninguno de sus compañeros le había hecho partícipe de la conspiración que se estaba incubando.

Cuando el 18 de julio llegó el Lepanto frente a Melilla, ignorando la situación real de la plaza, don Valentín dejó que entrase un mercante, después de trasladarse allí un oficial para pedirle al capitán que le informase de lo que ocurría. Tan sólo se pudo saber que las tropas se habían levantado. Continuaron reconociendo algunos otros buques mercantes, sin novedad alguna.
La tripulación se hallaba presa del nerviosismo cuando por la mañana se presentó frente a la plaza el destructor Sánchez Barcáiztegui, procedente de Cartagena. Sobre mediodía, llegó el Almirante Valdés, y dos horas más tarde llegó al Lepanto un bote con el 2º Comandante del Sánchez, don Rafael Cervera, que subió a bordo y estuvo hablando un rato con el Comandante en la caseta de derrota; marchó luego a hablar con el Comandante del Valdés y después se reincorporó a su buque. - ¿De qué habrían hablado? – se preguntaban todos.  Algunos ya tenían noticias de ello gracias al Cabo Radio Dopico, que fue comunicando a sus compañeros las órdenes que iban llegando.
Al marchar Cervera, don Valentín reunió a todos los oficiales en el puente y les expuso la situación. Éstos, hasta entonces, le habían mantenido al margen y no le habían llevado la contraria en ningún momento; según las órdenes recibidas antes de su salida de Cartagena debían hacerlo así, e intervenir sólo si veían que intentaba hacer cualquier cosa que pudiera poner en peligro el alzamiento, pero llegados al punto de captar su intención de mantenerse fiel al Gobierno, no podían continuar inhibiéndose ni, mucho menos, prestarle su apoyo.  Desde el primer momento, el Comandante del Gravina, Alberto Caso Montaner, que se hallaba circunstancialmente en el Lepanto, adoptó una actitud pro–golpista,  que fue secundada por la práctica totalidad de los oficiales. Dijo entonces don Valentín que aún quedaba un oficial por consultar, que era el Maquinista de Cargo, don Ginés Jorquera, y le mandó llamar. La tripulación observaba, expectante, las idas y venidas; algunos cabos, que ya sabían acerca de las órdenes recibidas, comenzaron a hacer conjeturas acerca de lo que estaría ocurriendo en el puente, mientras don Valentín y don Ginés conferenciaban sobre la postura a adoptar y llegaban a la conclusión de que su deber era acatar las órdenes del Gobierno y explicar a la dotación los motivos para ello.

Mientras tanto, los cabos Triviño, Luque, José Fernández y Rubio y el Contramaestre Tomás Díaz, junto a unos cuantos más, preguntaron a los oficiales que qué ocurría, contestándoles éstos que no pasaba nada.

Don Ginés explicó reunió a toda la dotación que no se encontraba de servicio y les explicó que se trataba de una sublevación fascista, que el Sánchez y el Valdés se dirigían a Melilla para unirse a los sublevados, pero que el Comandante había dicho que no recibía órdenes más que del poder constituido, que el Lepanto estaba a las órdenes del Gobierno.
Casi todos los presentes dijeron de no entrar en Melilla; unos pocos callaron, sin atreverse a expresar su opinión en voz alta, al saberse en minoría.
A partir de entonces hubo bastante movimiento en el buque; algunos corrían gritando: “¡Viva la República!”; otros exclamaban: “¡Hay que defender a la República ¡Nos la quieren quitar!”.
Después, se agrupó una representación de la dotación, al pie del puente, desde donde el Comandante les dirigió la palabra para afirmar que él era el único republicano entre los oficiales y les prometió que hasta que la situación no se aclarara, se quedaría voltejeando fuera del puerto.
Los oficiales consideraron llegado el momento de definirse ante la dotación. El Alférez de Navío don Alberto Caso, se dirigió a los representantes de la tripulación, explicando en nombre de los oficiales, que no se había sublevado Melilla en solitario, que se había producido un Movimiento Nacional siendo el Jefe el General Franco y que por el bien de España se debía entregar el barco, pero la representación se opuso a ello y la oficialidad no pudo hacer nada. Se encontraban en clara desventaja, por lo que optaron por retirarse de cubierta.
El Lepanto continuó voltejeando frente a la costa de Melilla, sin que saliera ningún barco con tropas, hasta la llegada de los submarinos.
Esa noche se recibió orden de marchar hacia Barcelona, pero hubo que cambiar el rumbo, ante la repentina contraorden de dirigirse hacia Málaga.
El Lepanto fue el único buque cuyo comandante se mantuvo, desde el primer momento, fiel al Gobierno de la República. No contó con el apoyo de los oficiales, pero la gran mayoría de la dotación estuvo a su lado.
No se dio a bordo ningún acto de insubordinación; los oficiales no fueron detenidos sino hasta la llegada a la ciudad de Málaga.
El estudio de los hechos de esos días no podía hacer predecir, dada la ausencia de actos violentos en los primeros momentos del golpe de estado, que al final de la contienda se abriesen cinco distintos sumarios con el fin de investigar los sucesos de ese buque, de los cuales derivaran 3 condenas a separación de servicio, 12 a diferentes penas de prisión y 7 a pena de muerte. Enrique Martínez Godínez, el practicante del barco, no llegó a ser juzgado; halló la muerte a consecuencia de las torturas sufridas durante el interrogatorio.
El estudio de las causas judiciales relacionadas con los sucesos del Lepanto son una más de las muestras de la feroz represión de los vencedores sobre los vencidos. Muchos de los tripulantes huyeron de España al final de la guerra. Los 23 represaliados lo fueron por el único delito de haberse mantenido fieles al gobierno legítimo.


1 comentario:

  1. No se que me produjo pero hace dos horas que estoy navengando por el Blog, haber encontrado la historia de la que nunca me hablo mi padre, luego de tanto de fallecido, las historias de llegar a España y no poder bajar de un buque de otra bandera o esconderse para hacerlo, los campos de refugiados de Francia, luego la Royal Navy con el paso de los años, para terminar en Argentina, en fin algo sabia pero me agradó leer este expediente, investigación, no se como llamarlo, aca en Argentina se dice ni olvido ni perdon, no se si corresponde, desde mi ignorancia en el tema les dejo un saludo.

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