sábado, 31 de diciembre de 2011

CUATRO NUEVOS FRAGMENTOS PARA LA BUFANDA



En recuerdo de mi querido tío
Julio Ponce Martínez - Maestro
Represaliado al teminar la guerra civil por la dictadura de Franco, por haber combatido en el ejército de la República

En recuerdo de mi tío, JOSÉ GARCÍA PÉREZ, fogonero preferente de la Armada republicana; asesinado por las hordas militares franquistas a las 6 horas del día 15 de enero de 1.940 en el Arsenal de Cartagena.
Gracias tío por tu ejemplo y honestidad. 
Tu sobrino Jesús, al que no conociste, te recuerda con permanente orgullo.
¡¡¡No pasarán!!!

Como homenaje a los miembros de los cuerpos de Auxiliares de la Armada Republicana, gracias a quienes no pudo prosperar el golpe de estado en la Marina.



En recuerdo de la madre de mi suegra, que fue rapada y paseada por las calles como represalia por negarse a decir el paradero de su hijo, buscado por la policía de Franco.

sábado, 17 de diciembre de 2011

La bufanda, cada vez más grande

La bufanda contra el frío del olvido va creciendo cada día. Después del último fragmento recibido, que dice: "En memoria de Nicolás Pérez, expulsado de la Marina por no haberse pasado al bando rebelde, pudiendo haberlo hecho. Encausado y penado a 4 años de prisión", esperamos continuar recogiendo nuevos trozos.

Podéis enviarlos a la siguiente dirección: Asociación Memoria Histórica de Cartagena, Apartado de correos 92 - 30200, Cartagenza, o enviarnos un correo electrónico a la dirección memoriahistoricacartagena1@hotmail.com para que os digamos cómo nos lo podéis entregar.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Nuevos fragmentos para la campaña

A continuación, reproduzco los textos que acompañan a tres nuevos trozos de bufanda recibidos en la "CAMPAÑA CONTRA EL FRÍO DEL OLVIDO"

  - Este trozo de bufanda lo hago en homenaje a una vecinica muy querida que vivió en mi calle desde los años de la guerra hasta los 50 aproximadamente.
Era un matrimonio con tres hijos pequeños. El marido era militar y lo asesinaron recién acabada la guerra con lo que se quedó sola con las tres criaturas y sin medios para sobrevivir.
La pobre mujer se dedicó a traficar con el estraperlo, teniendo que viajar para poder adquirir los víveres que después vendería para poder alimentar a sus hijos.
El caso es que la cogieron varias veces (la policía) con el alijo y como castigo la tenían en prisión dos o tres días y para más castigo aún, la pelaban al rape y le hacían beber aceite de ricino.
¡Qué buenos fueron con ella!
Después se fue de la calle y no sé qué será de ella...
Probablemente ya estará junto a su marido, que también fue un hombre.

2º - En recuerdo de todas las mujeres y niños que se exiliaron a otros países y nunca regresaron.
3º - Como homenaje a los republicanos que tuvieron que exiliarse de España.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡AY MI BARTOLICO!

De pequeña, los días de lluvia, mi vecina, la Señora Antonia, me invitaba a su casa, a comer migas con uvas.
La Señora Antonia, bondadosa anciana de cabellos blancos, siempre vestida de negro, nos regalaba caramelos de Hellín a los niños y niñas de la calle.
La Señora Antonia pasaba las tardes haciendo ganchillo en el recibidor de su casa mientras su marido leía el periódico. De vez en cuando levantaba la vista de la labor para dirigir miradas fugaces al interior de la contigua habitación ocupada por un despacho de estilo castellano, mientras emitía un profundo suspiro y decía en voz baja: "¡Ay mi Bartolico!"
Su Bartolico... su hijo Bartolo había sido maestro de escuela; un maestro amante de su profesión, un maestro progresista, de los que tantos había antes de la guerra. Su hijo Bartolo tenía una novia con la que cortó las relaciones, sin que nadie supiera la causa; no había habido ningún disgusto entre ellos, que se supiera; simplemente, debió darse cuenta que no era la mujer de su vida, y terminó con el noviazgo, así, sin más.
Pasado un tiempo, volvió a enamorarse, se hizo novio de otra chica y se casó con ella al cabo de un par de años. Al poco de esto, estalló la guerra.
Cuando el conflicto terminó, mucha, muchísima gente, se valió de la delación como instrumento de venganza, como medio de dar salida a los rencores...
Nadie podía imaginarse que la antigua novia de Bartolo hubiese albergado durante tantos años un resentimiento tan grande por lo que había considerado una ofensa imperdonable. Esta mujer despechada recurrió a la denuncia como medio de venganza: Apenas había sido tomada la ciudad, cuando denunció a Bartolo, su antiguo novio, por rojo, y fue apresado inmediatamente.
¡Ay, mi Bartolico! repetía la Señora Antonia recordando el dolor de aquellos días, recordando a su nuera cuando acudió a contarle que un guardián de la prisión le había mandado recado de que iban a fusilar a Bartolo al amanecer.
Era noche cerrada, cuando las dos mujeres emprendieron el camino desde Los Molinos en dirección al cementerio de Santa Lucía, donde les habían dicho que tendría lugar la ejecución.
- ¿Llegaremos a tiempo? ¡Corra madre! ¡Vayamos más deprisa! ¡A ver si llegamos!
- ¡Ay, mi Bartolico! ¿Por qué? ¿Por qué me lo van a matar?
- ¿Por qué nos habrán avisado tan tarde? ¡Corra madre! ¡A ver si llegamos a tiempo!
Y las dos mujeres corrían, corrían llevando el hatillo con la mortaja para Bartolo, corrían y corrían, seguían corriendo aunque les faltaba el aliento...
Casi un kilómetro les separaba del cementerio, cuando oyeron las detonaciones.


- ¡Ay mi Bartolico! - gritó la madre, mientras quedó paralizada en mitad de su carrera, mientras que su nuera se dejó caer al suelo, desfallecida.
Cuando llegaron, los cadáveres yacían amontonados, esperando la llegada de los enterradores. Las dos mujeres escarbaron entre los cuerpos sin vida, buscando el de su hijo y esposo. Lo sacaron arrastrando, lo alejaron del lugar en que yacían los demás, asearon su cuerpo entre sollozos, le vistieron con el traje oscuro que habían traído con ellas, mientras lloraban con desconsuelo y la vieja repetía, como una letanía:"¡Ay, mi Bartolico!"
Hace unos días, terminé de confeccionar el trozo de bufanda que hice en memoria de mi abuelo. Recordé entonces a la Señora Antonia y su repetido lamento: "¡Ay, mi Bartolico!" Su hijo Bartolo no tuvo nietos ni hijos que lo recordaran, que tejieran un trozo de bufanda en su memoria, y entonces, comencé a tejer un nuevo fragmento, esta vea, para recordar a ese fusilado que no tiene quien lo recuerde. Cuando terminé mi labor, la acompañé de una nota que decía:
A la memoria de Bartolomé Buforn, denunciado por rojo por una novia despechada, que fue fusilado en 1939 junto a la tapia del cementerio de Santa Lucía

Nueva contribución a la campaña "CONTRA EL FRÍO DEL OLVIDO"

Reproduzco a continuación la nota que acompaña a un nuevo fragmento de bufanda recibido en la Asociación Memoria Histórica de Cartagena:

jueves, 8 de diciembre de 2011

Continúan las actividades de las III Jornadas por la Memoria
 
CHARLA-COLOQUIO:
 

"La represión sobre los miembros de la Armada     Republicana"

 

 
 
Ponente: Antonio Martínez Ovejero
(Investigador e Historiador)


Martínez Ovejero Día:    Viernes 16 Diciembre


Hora:  19.00 horas 
Lugar: Salón de actos de la U.N.E.D. (Calle Ingeniero La Cierva, Cartagena)

Más fragmentos de la bufanda

En esta ocasión, el fragmento de bufanda recibido en la Asociación Memoria Histórica de Cartagena viene acompañado de este texto:
En recuerdo de mi tío, PEPE RETIRO LÓPEZ, Capitán de Artillería nacido en Lodosa (Navarra) y destinado en Cartagena, forzado al exilio en 1939, para librarse de su fusilamiento. Por ese exilio apresurado y forzoso dejó en Cartagena a su jovencisima mujer y a su hija de 23 días, quien no pudo conocer a su padre hasta la edad de 6 años cuando se reunieron en Túnez, entonces colonia francesa, renunciando definitivamente a vivir en España.

Exiliados en territorio francés

En la frontera con Francia


En el campo de concentración de Argèles sur mer

lunes, 5 de diciembre de 2011

Seguimos recibiendo fragmentos de bufanda

 Campaña"Contra el frío del olvido":
Pepa Martínez nos envía un trozo de bufanda acompañado de la siguiente nota:
"He tejido este trozo de bufanda como homenaje a mi abuelo, Enrique Martínez Godínez, que fue asesinado en un interrogatorio del SIP el 25 de mayo de 1939 en Cartagena.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Segundo testimonio de Dolores

En los primeros momentos de aparición de este blog transcribí parte del testimonio de Dolores, mujer nacida en 1919, que fue testigo de muchos de los más importantes hechos acaecidos en Cartagena durante los tiempos de la II República, de la guerra y la posguerra.
Fue acerca de esa última etapa la parte de su testimonio que reflejé entonces. Dolores falleció hace un mes, sin haber visto publicado el libro para cuya elaboración tan generosamente compartió conmigo sus recuerdos. Hoy quiero publicar en este sitio aquella parte de la entrevista que con ella sostuve que se refiere a  la  primera etapa de su relato:

En aquella época había mucha envidia… había mucha miseria… y mucha gente analfabeta. Y además, mucha gente beatona, mala… Yo lo sé porque mi tío iba con los republicanos antes de que la República llegase… iban a los campos de por aquí, y siempre les llevaban a todos, a todos los pueblos, que eran muy pobres… el Campo de Cartagena era muy pobre… Balsa Pintada, Lobosillo, todo eso… eran pobres, pobres, que no tenían ni para comer… porque era… como no llovía, claro, y eran de secano…  no tenían dinero para plantar, porque, claro, a veces, aunque lloviera, no tenían dinero  para las semillas… eran muy pobres. Y todas las chicas que venían a servir a las familias de Cartagena, venían de los campos y no sabían ni leer ni escribir, ni nada… Pues bien, mi tío y los otros republicanos, todo el cogollo de Cartagena… les daban dinero y comida, porque eran muy pobres… Eso pasaba con Corvera, que era un sitio donde vivían muy mal, y con otros muchos sitios…
Aquí, en Quitapellejos, había un diputado por Murcia, Antonio Navarro, que era maestro-escuela, y era una persona buenísima… yo no lo conocí, pero era amigo de mi tío y lo sacaron entre todos, hicieron que saliera diputado por Cartagena, para que trabajara, porque en Cartagena siempre habían mandado los militares… pero los militares de arriba… y luego, después de la guerra, con tanto como este hombre había luchado por Cartagena, la gente de Quitapellejos se portó muy mal, con él y con su familia, que lo denunciaron y todo, y si lo mataron o no, yo ya no lo sé.

Pues mira lo que te digo, tanta miseria, tanta envidia, tanta gente analfabeta, trajo lo que trajo, porque el 18 de julio vino el alzamiento, pero la verdad es que se esperaba mucho antes. Ese año, el año 36, no hubo procesiones, porque todo estaba tan mal... y cuando ya faltaba poco, empecé a ver que mi tío recibía mensajes del Arsenal.

El jefe de la Base de Submarinos, que se llamaba Vicente Ramírez era republicano, pero la mayoría de los jefes, no lo eran. Entonces, el hermano de mi tía estaba haciendo el servicio en un submarino y como entonces los marineros llevaban botas, le traía mensajes a mi tío, que era republicano radical, de Alejandro Lerroux… Yo sabía que esos mensajes eran porque estaban los jefazos queriendo rebelarse contra el Gobierno de la República, y los otros decían que habían hecho un juramento y que no, que no lo iban a quebrantar… y yo le decía - Te van a detener, Antonio, te van a detener y te van a fusilar, por eso que traes… - y él me decía - Tú te callas, tú no entiendes de esto, tú te callas - Pero yo sabía que él traía mensajes. Yo sabía que eso era peligroso, pero yo sabía que había un jaleo en el Arsenal, porque eran los unos contra los otros. La marinería estaba de acuerdo con los jefes republicanos, pero los otros no, los jerifaltes no, los jerifaltes de arriba, ¿sabes?

El culpable de todo, fue Franco, porque fue el que se sublevó, y el otro, Queipo de Llano y los generales ésos… atentaron contra un gobierno legítimo.
Todo eso lo sabíamos ya de antes, sabíamos de sobra lo que iba a pasar porque desde que empezó la República, ellos no se conformaron. Esa gente, nunca se conforma con perder.  Y no querían que las cosas cambiaran; querían que todo siguiera igual, con los analfabetos, con el hambre, con la miseria… igual que ahora, que eso es también lo que quieren ahora todos los jerifaltes y todos los ricachones, que el pueblo no salga de su agujero, que la gente no sepa, para así poder seguir con sus privilegios, y que nadie sepa para que no se les revuelvan. Así ha sido siempre, así han pasado siempre las cosas en España.


Siguen llegando los fragmentos de bufanda

Campaña "Contra el frío del olvido":

En la Asociación Memoria Histórica de Cartagena hemos recibido dos trozos de bufanda enviados por Doña Juana García.

El primer texto que los acompaña dice: "En memoria de Sebastián Heredia Hernández, fusilado el 8 de abril de 1940 en el penal de Cartagena. El trozo de bufanda ha sido elaborado por su nuera Juana García García, de 86 años".


El 2º texto dice: "Trozo de bufanda elaborado por Juana García García, de 86 años, en memoria de su padre José García Escudero, preso en la cárcel de Valencia durante cinco años, siendo aquejado de un reuma que le provocó la muerte.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Llega el primer trozo de bufanda

Desde la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, llega este comunicado acerca de la campaña "CONTRA EL FRÍO DEL OLVIDO":
Acabamos de recibir el primer trozo de bufanda para nuestra campaña "Contra el frío del olvido". Viene acompañado del siguiente texto: "En memoria de los fallecidos en la explosión del Jaime I"

martes, 29 de noviembre de 2011

EL OLVIDO


El olvido no es victoria
sobre el mal ni sobre nada
y sí es la forma velada
de burlarse de la historia
para eso está la memoria
que se abre de par en par
en busca de algún lugar
que devuelva lo perdido
no olvida el que finge olvido
sino el que puede olvidar
Mario Benedetti

miércoles, 23 de noviembre de 2011

19 Y 20 DE JULIO, A BORDO DEL LEPANTO



El "Lepanto", el "Sánchez Barcáiztegui" y el Almirante Valdés se encontraron frente a las costas de Melilla, recibiendo órdenes de estar  preparados para bombardear, tan pronto se les ordenara, los acuartelamientos y puntos de interés estratégico e impedir, echándolo a pique, si preciso fuera, que ningún buque con tropas abandonara el puerto. En contra de lo que ocurría en los otros dos buques, el comandante Fuentes estaba dispuesto a cumplir las órdenes del Gobierno - no así sus oficiales, que se manifestaron del laqdo de la sublevación - Mientras que los otros dos barcos entraron en  Melilla, el Lepanto detuvoi las máquinas en el último momento y dio marcha atrás. Aun desasistido por sus oficiales, don Valentín recibió el apoyo del resto de la dotación para mantener su fidelidad a la República.
El Lepanto permaneció navegando, en vigilancia, frente a la plaza, informando de sus movimientos a Madrid, así como de su posición de inferioridad frente a los otros dos destructores y permaneció voltejeando frente a la costa hasta la llegada de un grupo de submarinos enviados por el Gobierno. Mientras tanto, el Sánchez salió, aproando hacia Poniente y más tarde, el Valdés, arrumbando al Nordeste.
Esa noche recibieron orden de marchar hacia Barcelona, pero hubo de cambiar el rumbo ante la inesperada contraorden de aproar hacia Málaga.


Cuando, el día 20, entró el Lepanto en Málaga, encontró al Sánchez Barcáiztegui y Alsedo, en los que la marinería y los auxiliares, claramente republicanos, se habían sublevado contra los oficiales golpistas, deponiéndoles de sus mandos.
El capitán de corbeta Monreal, que el día anterior había venido desde Madrid, en avión, para tomar el mando del Sánchez, los recibió en el muelle, puño en alto y con vivas a la República, que fueron coreadas por la tripulación.
El comandante se acercó a cumplimentar al gobernador civil y al regresar a bordo, encontró a la dotación muy alterada. Se presentó ante él una representación para informarle de lo que habían votado en su ausencia.
     Don Valentín, hemos decidido por mayoría detener a los oficiales de esta lista y conducirlos al “Monte Toro”, a disposición del Gobernador Civil, porque son unos traidores.
   ¿Habéis decidido? ¿Quiénes sois vosotros para decidir nada?
    Don Valentín, la decisión la hemos tomado por votación de toda la dotación del buque y ha sido aprobada por don Federico Monreal, que ha venido de Madrid con poderes del Gobierno. Los oficiales tienen que ser desembarcados, porque sospechamos que son amigos de los golpistas.
Ante situación tan imprevista, se despertó la confusión en don Valentín. Aunque los oficiales, frente a las costas de Melilla, habían manifestado su postura favorable a los sublevados, dejaron de lado su opinión tan pronto él, en calidad de comandante del buque, tomó la decisión de ponerse de lado del Gobierno.
-        Si a bordo no quieren a los oficiales – dijo el Comandante – Me voy con ellos.
-   Usted es bueno, pero su segundo y el resto de la oficialidad, no ¡No los queremos! – le dijeron.
Le dijeron que si prefería irse con los oficiales podía hacerlo, pero tendrían las debidas consideraciones con él y con el 2º Comandante y les ir a un hotel, a sus domicilios, o a donde creyeran oportuno.
Una vez el Comandante abandonó el barco, llegó el Capitán de Corbeta don Federico Monreal y Pilón, el que los había recibido al llegar a puerto, y habló a la dotación, reunida en la toldilla, diciendo que él podía asegurar que don Valentín Fuentes era leal al Gobierno de la República y que hacía falta para llevar el barco. Finalmente, decidieron que el Comandante debía quedarse; mandaron a una comisión a buscarle a la estación. Allí estaba, vestido de paisano, esperando desde hacía casi media hora el tren en que pensaba llegar a Madrid. En principio, se volvió a negar a permanecer en el barco sin los oficiales, pero accedió finalmente, tras repetidas peticiones y a su regreso comenzaron a embarcar a los oficiales y al Segundo Comandante en un bote. 
Los llevaron, según disposición del Gobernador Civil, al Vapor Monte Toro, y posteriormente, al J. J. Síster.
Don Valentín mandó un oficio para el Gobernador Civil de Málaga en el que le interesaba que fueran tratados los oficiales con toda clase de consideraciones, por no haberlos desembarcado nada más que por sospechas. También envió una nota al capitán del buque de la Transmediterránea, explicándole que se trataba de hombres leales, pero sospechosos de tibieza según la marinería, y también le encargó al Capitán de Carabineros, al frente de esa prisión improvisada, que tuviera en cuenta que el estatus de los oficiales era el de “alojados” no el de detenidos, y que debía protegerlos de cualquier atentado.
Siguiendo las indicaciones del Condestable Paz se formó el Comité del buque. Y el mismo día 20 por la noche, el Lepanto recibió orden de salir de nuevo a la mar. Había llegado una información de que cerca de Fuengirola acababa de desembarcar un considerable contingente de moros. A partir de ese momento, el buque entró de lleno en la nueva situación en que se encontraba el país: el estado de guerra.

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA ENSEÑANZA PRIMARIA EN CARTAGENA DURANTE LA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931 - 1939)


El próximo viernes, 18 de noviembre, a las 7 de la tarde, tendrá lugar la celebración de una nueva conferencia, dentro de las III Jornadas por la Memoria, bajo el título "LA ENSEÑANZA PRIMARIA EN CARTAGENA DURANTE LA II REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL"
Ponente: Pedro Mª Egea Bruno
Lugar: Salón de Actos de la U.N.E.D. - Cartagena



Pedro Mª Egea Bruno es Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Murcia. Ha sido Profesor Tutor de la UNED (Centro Asociado de Cartagena) entre 1982 y 2010. Pertenece a diferentes asociaciones y entidades científicas. Es Académico Correspondiente por Murcia de la Real Academia de la Historia. Su labor investigadora se ha traducido hasta el momento en un centenar de artículos en revistas científicas y 57 libros sobre temas de su especialidad, entre los que destacan: El distrito minero de Cartagena en torno a la Primera Guerra Mundial (1909‑1923); La represión franquista en Cartagena (1939-1945); La política y los políticos en la Cartagena de Alfonso XIII (1902‑1923); Apuntes para la historia del movimiento obrero en la industria naval de Cartagena (1898‑1923); Cartagena. Imagen y memoria, una historia gráfica en cuatro tomos, y La enseñanza primaria en Cartagena durante la II República y la Guerra Civil (1931-1939). Es coautor –con Juan B. Vilar y D. Victoria- de La minería murciana contemporánea I (1840‑1930) y II (1930-1985) y de El movimiento obrero en el distrito minero de Cartagena ‑ La Unión (1840-1930). A él corresponde el estudio de la Edad Contemporánea en la obra colectiva Manual de Historia de Cartagena. En la actualidad su obra se centra en II República, Guerra Civil y etapa franquista, avanzando en estudios sobre la economía, la política, la ideología, la cultura, la vida cotidiana, las emigraciones y la mujer.

lunes, 7 de noviembre de 2011

COMIENZA LA RECOGIDA DE LA BUFANDA

A partir de esta semana comienza la recogida de los trozos de bufanda tejidos para la campaña "CONTRA EL FRÍO DEL OLVIDO" Podéis entregarlos a la entrada o salida de las distintas actividades de las III JORNADAS POR LA MEMORIA HISTÓRICA, o bien poneros en contacto con la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, a través de este blog o del blog de la Asociación. También podéis llamar al teléfono 609032000, para acordar el modo y lugar de entregar la bufanda.
Recordad que cada trozo tejido debe ir acompañado de una nota en que se diga algo sobre la persona, personas o suceso cuyo recuerdo se quiera rescatar del olvido con este símbolo.
Desde la Asociación Memoria Histórica esperamos vuestra aportación a esta campaña
Nota: Ver detalles de la campaña en la publicación del pasado 23 de octubre.

EL SISTEMA EDUCATIVO EN EL FRANQUISMO

Después de la Charla-coloquio sobre "EL SISTEMA EDUCATIVO DURANTE LA II REPÚBLICA" que tuvo lugar el pasado viernes, de nuevo Don Antonio Viñao impartirá una nueva conferencia el próximo viernes, 12 de noviembre, a las 7 de la tarde, en el salón de actos de la U.N.E.D. en Cartagena. En esta ocasión versará sobre "EL SISTEMA EDUCATIVO EN EL FRANQUISMO".
Estas charlas forman parte de la programación de actividades correspondientes a las III JORNADAS POR LA MEMORIA que la Asociación Memoria Histórica de Cartagena ha organizado con el título de "SOCIEDAD, CULTURA Y EDUCACIÓN EN CARTAGENA DURANTE LA II REPÚBLICA Y EL FRANQUISMO"


jueves, 3 de noviembre de 2011

EL SISTEMA EDUCATIVO DURANTE LA II REPÚBLICA



Dentro de las III Jornadas por la Memoria, organizadas por la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, el viernes, 4 de noviembre, tendrá lugar la Charla-coloquio "EL SISTEMA EDUCATIVO DURANTE LA II REPÚBLICA", a cargo de Antonio Viñao Frago.
Lugar: Salón de Actos de la UNED, C/ Ingeniero La Cierva, CARTAGENA.
Horario: 19,00 h.

          Antonio Viñao Frago es doctor en Derecho y catedrático de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Murcia. Ha sido Decano de las Facultades de Filosofía, Psicología y Pedagogía y de Filosofía y Pedagogía y Director del Departamento de Teoría e Historia de la Educación de dicha universidad, así como miembro del Comité Ejecutivo de la International Standing Conference for the History of Education (ISCHE) desde 1996 al año 2000 y presidente de la Sociedad Española de Historia de la Educación (SEDHE) entre los años 2001 y 2005.
          Sus campos de investigación prioritarios son la historia de la alfabetización (la lectura y la escritura como prácticas sociales y culturales), de la escolarización y de la enseñanza secundaria, así como la historia del currículum (espacios y tiempos escolares, disciplinas, libros de texto) y la de la relación entre las culturas escolares y las reformas educativas.
Asimismo ha colaborado en investigaciones coordinadas o llevadas a cabo desde el Instituto Universitario Europeo de Florencia, el Instituto Nacional de Investigaciones Pedagógicas de Francia y, en España, la red INCIE-ICEs y la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Es autor de numerosos capítulos de libro y artículos publicados en diversas revistas de Educación

domingo, 23 de octubre de 2011

CAMPAÑA “CONTRA EL FRÍO DEL OLVIDO”



La Asociación Memoria Histórica de Cartagena emprende con la acción “Una bufanda contra el frío del olvido” una nueva campaña en contra del olvido, del silencio sistemático al que se viene reduciendo la memoria de aquellos españoles y españolas que perdieron su vida o sufrieron la prisión, el exilio o la pérdida de su puesto de trabajo, que fueron sometidos a la humillación, por el hecho de haberse puesto del lado de la legalidad vigente, defendiendo al Gobierno legítimamente constituido contra el golpe militar fascista de 1936.

En esta ocasión, proponemos que nuestra lucha por la VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN, se concrete en un símbolo tangible: “Tejer una bufanda contra el frío del olvido”.
Se trata de una acción colectiva, un trabajo a realizar entre todas las personas sensibles ante el tema de la Reivindicación de la Memoria Histórica: Cada una de ellas tejerá un trozo de bufanda utilizando la técnica, el material o el color que prefiera; debemos ceñirnos a las mismas medidas, para que el ancho de la bufanda resultante sea homogéneo: 21 X 29,5 cm. (el tamaño de un A4).

Con el trozo que cada persona vaya tejiendo, se pretende rescatar del olvido a una persona o grupo de personas que haya sufrido la represión, y cuando se haga entrega del fragmento, se hará constar a quién se ha querido honrar con él. (Se puede escribir en una hoja que acompañe la labor, por ejemplo: “En memoria de mi tío, que fue expulsado de la Marina” – “En recuerdo de las personas que murieron a consecuencia de los bombardeos” – “Como homenaje a mi abuelo, que tuvo que exiliarse a Francia” – “En recuerdo de Fulano de Tal, que fue fusilado” – “Por los marinos que murieron en el ataque a tal barco” – “Por mi tía abuela, que perdió su trabajo de maestra” – “Por la madre de mi vecino, a la que pasearon por la calle después de afeitarle la cabeza”…etc.)



A lo largo de los meses de noviembre y diciembre, iremos recogiendo todos los fragmentos de bufanda que vayáis tejiendo, y un día del mes de enero o febrero nos reuniremos por la tarde en la Plaza del Icue, para unir los distintos trozos y confeccionar una bufanda, lo más larga posible, que mostraremos, junto a una pancarta alusiva a cuantos transeúntes circulen por los alrededores.

Podéis hacernos llegar vuestra labor por correo, o personalmente, a las direcciones que posteriormente indicaremos, o bien, poneros en contacto con la Asociación, por e-mail o teléfono, para que os indiquemos el lugar y horario de la recogida.

Contamos con vuestra segura acogida.
TEJAMOS UNA BUFANDA CONTRA EL FRÍO DEL OLVIDO.
Por la Verdad, Justicia y Reparación.
Asociación Memoria Histórica de Cartagena

jueves, 13 de octubre de 2011

III Jornadas por la Memoria


El día 21 de Octubre tendrá lugar la primera actividad de las III Jornadas por la Memoria Histórica en Cartagena:
Conferencia: "Los grandes cambios sociales en Cartagena durante la primera mitad del Siglo XX

Ponente: Francisco José Franco Fernández
Lugar: Salón de Actos de la UNED (Calle Ingeniero La Cierva sn/ Cartagena)
Horario: 19,00 h.


Francisco José Franco Fernández, nacido en Murcia, es nieto de político republicano del grupo del ministro Mariano Ruiz Funes. Estudió en el Instituto Alfonso X el Sabio. Licenciado en Historia y Derecho. Doctor en Antropología Social. Miembro del Consejo Editorial de la Revista Cartagena Histórica. Coordinador del Aula de Humanidades Ángel Márquez. Miembro de la fundación Centro de Estudios Históricos y de la fundación Miguel Hernández. Autor de diversas publicaciones sobre la II República, destacando su biografía sobre Antonio Ros y "Mujeres de la España Republicana"
Profesor del IES Ben Arabí y de la U.N.E.D.




III JORNADAS POR LA MEMORIA: "SOCIEDAD CULTURA Y EDUCACIÓN EN CARTAGENA DURANTE LA II REPÚBLICA Y EL FRANQUISMO".

El debate existente hoy sobre los pilares en que debe asentarse la construcción de nuestra sociedad hace más necesaria que nunca la mirada hacia un pasado próximo, buscando en él referentes y experiencias que sirvieron de modelo para avanzar en la construcción de un nuevo sistema de valores.

La II República Española supo recoger las experiencias anteriores de instituciones privadas o públicas en el terreno de la educación, la cultura, la asistencia social… para dar forma a un proyecto que, de no haber sido truncado por el golpe de estado, habría sido la experiencia renovadora más avanzada y de más calado entre los países europeos.


La Institución Libre de Enseñanza, el Instituto Giner de los Ríos, La Universidades Populares, las Misiones Pedagógicas, las diversas entidades de carácter social y humanitario, dieron origen a una sociedad fundamentada en la necesidad de la extensión de la cultura como motor para la transformación.

En Cartagena, estas experiencias se vivieron con unas características peculiares, propias de una ciudad que a lo largo de su historia había demostrado su vocación republicana y su preocupación por la extensión de la cultura a las clases populares.
Desde la Asociación Memoria Histórica de Cartagena pretendemos difundir el conocimiento de estas experiencias, concretando en la creación de las primeras escuelas graduadas de España, la Junta local de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad, creación de la Casa del Niño, Universidad Popular, la Sociedad de Amigos del Niño, las colonias de verano, etc… y comparando el auge e importancia de la cultura en la etapa pre-republicana y republicana con el desierto cultural que se vivió posteriormente, durante el régimen franquista.

Es éste el tema de las III Jornadas organizadas por la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, que en esta ocasión se dividen en dos partes. A continuación se incluye el programa de la primera de ellas, que comprende desde el 21 de octubre al 16 de diciembre.

Todas las charlas tendrán lugar en el salón de actos de la U.N.E.D. (Calle Ingeniero La Cierva, Cartagena) a las 19,00 horas:

Octubre, viernes 21:
Conferencia: "Los grandes cambios sociales en Cartagena durante la primera mitad del siglo XX" Ponente: Francisco José Franco Fernández.

Octubre, viernes 28:
Charla-coloquio: "De las Escuelas Graduadas a la Universidad Popular: Iniciativas, intelectuales y maestros en la historia de Cartagena (1900 - 1936)". Ponente: Pedro Luis Moreno Martínez.

Noviembre, viernes 4:
Charla - coloquio: "El sistema educativo durante la II República". Ponente: Antonio Viñao Frago.

Noviembre, viernes 11:
Conferencia: "El sistema educativo durante el franquismo". Ponente: Antonio Viñao Frago.

Noviembre, viernes 18:
Conferencia: "La enseñanza primaria en Cartagena durante la II República y la guerra civil (1931 - 1939)". Ponente: Pedro Mª Egea Bruno.

Diciembre, viernes 16:
Charla - coloquio: "La represión sobre los miembros de la armada Republicana". Ponente: Antonio Martínez Ovejero










viernes, 5 de agosto de 2011

EL ALCALDE DE POYATOS DEL HOYO

El alcalde del pueblo abulense Poyatos del Hoyo ordena profanar la tumbsa en que se honraba a 10 víctimas del franquismo.
El investigador Floren Dimas, delegado de AGE para la Región de Murcia, le ha enviado al profanador la carta que reproduzco a continuación. Vaya desde aquí la más enérgica repulsa a este hecho incalificable.

A LA ATENCIÓN DE D. ANTONIO CERRO VALVERDE,
ALCALDE DE POYALES DEL HOYO.



Calabardina-Águilas, 5 de agosto de 2011.


Respetado Alcalde:

¿Qué estado de ánimo tendría usted en este momento, si le llegase la noticia de que esta mañana, han sido asaltadas las tumbas de sus padres y abuelos en el cementerio, y arrojados sus restos al osario? ¿Cómo se le quedaría el cuerpo, sabiendo lo irreversible de las consecuencias de semejante salvajada?. ¿Qué medidas tomaría contra los autores?

Pues así es exactamente como usted ha obrado, ordenando destruir el lugar en donde descansaban de forma colectiva, una vez honrado y dignificado el enterramiento por sus familiares,  amigos y demás personas sensibles, a sabiendas del inmenso dolor que infligiría, no solo a los familiares de los vecinos, asesinados por el régimen franquista, si no a todos los españoles que, a través de todos los medios de comunicación, hemos conocido tan lamentable como indignante tropelía.

Mi incredulidad ha sido máxima, al enterarme que quién ha perpetrado tal fechoría, ha sido nada menos que un alcalde. Usted.

Quisiera transmitirle desde este rincón de España, mi sentimiento de condena y de protesta, por tan despreciable acto de vandalismo,  acreditándose con este acto como un genuino heredero ideológico del franquismo, es decir, como cómplice moral de estos asesinatos.

Espero que tenga usted el castigo que merece por esta infamia, en este mundo o en el otro.
 
Floren Dimas Balsalobre
Investigador histórico
Delegado de AGE para la Región de Murcia

ENLACES A INFORMACIONES SOBRE EL HECHO DENUNCIADO:


http://www.foroporlamemoria.info/2011/08/los-fusilados-de-poyales-vuelven-a-una-fosa-anonima/

http://www.memoriahistorica.org.es/joomla/

http://www.publico.es/especiales/memoriapublica/389888/un-alcalde-destroza-una-tumba-con-restos-de-represaliados

domingo, 17 de julio de 2011

Del catorce al diecisiete de julio, a bordo del Lepanto:


Muy poca gente se sorprendió del golpe de estado del 18 de julio. Había una creciente sensación de inquietud dentro de la Marina; algunos auxiliares comentaban entre ellos los inquietantes retazos, cogidos al vuelo, de conversaciones entre ciertos oficiales conocidos por sus inclinaciones monárquicas, que incitaban a sospechar de la existencia de alguna conspiración antigubernamental.
En el Lepanto, como en muchos buques, la gente comprometida políticamente, sobre todo algunos marineros vinculados al Partido Comunista, ya  se encontraban alerta desde hacía algún tiempo, pues la rebelión era un secreto a voces, algo que en muchos sectores se estaba esperando que ocurriera de un momento a otro. Así, en el seno de los partidos políticos de carácter republicano, se palpaba el temor ante la posibilidad de algún pronunciamiento del estilo del golpe del año veintitrés; y en las tertulias de los cafés se hacían cábalas en algunos círculos acerca de las posibles consecuencias del malestar de los generales africanistas ante las medidas del gobierno en contra de los injustos privilegios que se les habían concedido en tiempos de la dictadura.

No sólo temían la posibilidad de alguna intentona golpista los auxiliares y la marinería, sino también algunos oficiales de talante republicano que extremaban la precaución contra los extremistas de naturaleza fascista; otros, por el contrario, permanecían ajenos a la preparación de la sublevación, como en el caso de don Valentín Fuentes, el comandante del Lepanto. Ni siquiera llegó a sospechar que, al echarse a la mar el Ferrándiz, comandado por don Marcelino Galán, quien era el alma de la sublevación en Cartagena hubiera pasado su buque a convertirse en el punto de reunión de los conspiradores. Gran ironía que se eligiera el barco cuyo comandante era el único que se podía considerar fiel al gobierno republicano.
El alférez de navío José Ramón González López, después de tres días de baja por un fuerte catarro se encontraba en cama, en su camarote, por no sentirse todavía bien. Allí se reunieron con él, en secreto, el Segundo Comandante, Capitán de corbeta José Mª Barón Romero, el Teniente de navío Manuel González Ramos Izquierdo, los Alféreces de navío Antonio Corpas Prieto y Alberto Caso Montaner, el Capitán de máquinas Modesto Pastor Fluxá y el Capitán de intendencia Sebastián Noval Brusola, para recibir instrucciones de don Rafael Cervera, Segundo Comandante del Sánchez Barcáiztegui y del Jefe de Estado Mayor de la Primera Flotilla de Destructores, don Francisco Pemartín. Estos últimos, intuyendo la actitud de fidelidad del Comandante y pensando que iba a ser todo tan rápido que cuando el buque regresara a Cartagena los golpistas ya tendrían dominada la situación,  aconsejaron a los oficiales del barco que le mantuvieran fuera del conflicto, que no le llevasen la contraria en ningún momento, pero que no realizasen tampoco actos contra el Alzamiento.

El día dieciséis, de madrugada, el Comandante del Lepanto recibió orden de zarpar con toda urgencia rumbo a Barcelona. Ya listo para partir, llegó una motora dando contraorden: había que regresar al muelle inmediatamente; con lo que atracaron junto al Club de Regatas.


La tripulación permanecía nerviosa y alterada, preguntándose la causa de este cambio de última hora. Algunos, como el cabo Camacho, que se había reincorporado el día anterior, tras haber sido dado de alta en el hospital, se habían extrañado al enterarse de que se habían colocado ametralladoras en el barco; otros se preguntaban si el regreso obedecería a la huelga de los trabajadores de Los Canales del Taibilla y temían que en caso de que hubiera alguna acción represiva, les obligasen a disparar contra los huelguistas… Algunos fogoneros, como Eleuterio Martínez, Ginés Vera, Vicente Aragó y Elías Marché, próximos al Partido Comunista, comenzaron a correr la voz entre los compañeros de que había una conspiración contra el Gobierno y repetían que había que estar en guardia ante esa posibilidad.

Permaneció el Lepanto amarrado hasta las ocho de la tarde, en que se recibió nueva orden del Vicealmirante Márquez, Jefe de las Flotillas de Destructores: “Salga a la mar, proa al Sur. Al estar 30 millas, fuera de la vista de la costa, comunique su situación a Madrid, directamente al Ministro de Marina y recibirá instrucciones”. Don Valentín preparó el buque para salir a medianoche, pero antes se dirigió a Capitanía extrañado por los términos de la orden, pues era la primera vez que oía algo así. Esperaba obtener allí alguna pista concreta de lo que estaba ocurriendo.
En Capitanía había bastantes oficiales y marineros, ocupados en la instalación de un sistema de alumbrado supletorio en el edificio. A pesar de lo tarde que era se encontraba presente todo el personal de oficinas y con la pistola al cinto. Escamado ante lo extraño de la situación, se dirigió al Vicealmirante Márquez:
-        Don Paco, de compañero a compañero, ¿qué hay detrás de esto?
-        No se preocupe, no es nada – quedó don Valentín todavía parado ante él, esperando una respuesta.
-        ¿Es usted creyente? – le preguntó entonces.
-        Sí – respondió don Valentín.
-        Hoy es la Virgen del Carmen. Récele y confíe en ella
Entró entonces en el despacho de don Ramón Gámez, el Jefe de Estado Mayor, que era de su promoción. Por mucho que lo intentó, tampoco le pudo sacar nada, pero le dijo, sin embargo:
-        ¡Qué tonto eres, Valentín! ¡Con lo bien que estabas de ingeniero geógrafo y en el lío que te has metido por volver a la Armada!

Sospechando la conspiración, el Ministro de Marina Giral, por precaución, había decidido desplazar algunas unidades navales, pero no tenía confianza, a pesar de los informes tranquilizantes recibidos, en la situación interna de la Base Naval. Por eso intentó conseguir que no se conociese y divulgase en Cartagena el cometido de éstas.
               
Sobre las dos de la mañana, al alcanzar la situación prevista, don Valentín se puso en contacto con el Ministro de Marina. Recibió entonces el siguiente radiograma: “Diríjase a Almería y preséntese en el Gobierno Civil. Le llamará por teléfono el Gobernador Civil de Cádiz, cuyas órdenes usted cumplimentará”.

Al saber que se dirigían hacia Almería, la mayor parte de la marinería supuso que iban a sofocar una huelga que se había declarado allí, aunque algunos iban barruntando algo; así lo comprendió el cabo Camacho, que ya inquieto por los rumores que les había escuchado el día anterior,  observó hoy al Cabo de Marinería Triviño hacer unos comentarios, en voz baja, con Ginés Vera, Eleuterio Martínez y Aragó, con un aire un tanto misterioso; no consiguió enterarse de lo que decían, pero imaginó, por el gesto adusto de ellos, que algo grave debía estar pasando, y no tuvo que hacer mucho alarde de imaginación para figurarse que tendría algo que ver con lo de la famosa conspiración, por lo que su malestar fue en aumento.

El diecisiete de julio los cartageneros mostraron su alegría por el final de la huelga general; por fin se había llegado a un acuerdo con los trabajadores. Y, mientras tanto, conocida la sublevación, el gobierno dio orden para que los buques disponibles comenzasen a patrullar las costas en la zona del Estrecho. Mandaron a los radiotelegrafistas que cada dos horas “y en claro” comunicaran la posición del buque.

Ese día, hacia las ocho de la mañana, recaló en Almería el Lepanto. Algunos de la dotación saltaron a tierra y les ordenaron que regresasen a bordo si oían algún toque de sirena.


El Comandante se dispuso a cumplir las órdenes recibidas del Ministerio, y envió a uno de sus oficiales al Gobierno Civil para que solicitase la entrevista; volvió éste informándole que el Gobernador no despachaba todos los días por causa de las vacaciones de verano y se encontraba ausente. Según le informaron, sólo se dejaba ver hacia mediodía.
Era demasiado temprano, por lo que, mientras esperaba la hora, decidió don Valentín presentarse, a efectos protocolarios, en el Gobierno Militar, pues no sabía que  el Teniente Coronel Huertas Topete, Gobernador Militar, era más moderno y le correspondía, por tanto, cumplimentarle a él.
Huertas, que estaba dispuesto para unirse con su guarnición al golpe militar, se mostró con el recién llegado de lo más amigable y obsequioso, a pesar de la brusquedad de Fuentes en los intentos por quedarse solo y apareció por la tarde a bordo, con gran desconfianza por parte de don Valentín, que, en medio de la conversación recibió un aviso urgente del Gobernador Civil para que se personase en el Gobierno. Marchó rápidamente con Huertas pegado a sus talones, y una vez allí se desembarazó de él y entró solo, encontrándose con Ruiz Peinado, que le alargó el teléfono sin mediar palabra.
Al otro lado se encontraba el Gobernador Civil de Cádiz, Mariano Zampico, que le informó de la sublevación en Melilla y le ordenó trasladarse allí para impedir el paso de tropas hacia la Península. En aquel momento se recibió otra llamada por el teléfono directo del Ministro de Marina, Giral, que le confirmó las instrucciones de Zampico, y le anunció que en el tren correo llegarían unos pliegos reservados de la mayor importancia, referentes a la sublevación. A las diez zarparon rumbo a Melilla, la primera guarnición de España que se había alzado en armas contra el Gobierno.
Allí se reunieron con el Sánchez Barcáiztegui y el Almirante Valdés.
La tripulación observaba, expectante, el ir y venir del Segundo Comandante del Sánchez desde su barco al Lepanto y desde éste al Valdés; se preguntaban qué habría hablado con el Comandante en la caseta de derrota. Era sobre el cumplimiento de las órdenes enviadas por cable desde el Ministerio de Marina sobre lo que don Fernando Bastarreche había mandado a su segundo a discutir con los comandantes del Lepanto y el Valdés, órdenes cuyo contenido se pudo ir conociendo por la tripulación a través del radiotelegrafista Dopico, pero este tema pertenece ya al dieciocho de julio. Más adelante hablaremos sobre ello.