martes, 26 de febrero de 2013

JOSÉ LÓPEZ GALLEGO

Recientemente, a través de un tercero, se ha puesto en contacto conmigo un lector de mi libro "El hijo del herrero", que revivió con la lectura el recuerdo de ciertos acontecimientos que oyó relatar a su padre, en concreto, el capítulo que se refiere a la quema de las imágenes y la forma en que se salvó la de la Virgen de la Caridad, de la que su madre era devota. 

Preocupada ésta por las oídas del episodio de quema de imágenes, se dirigió a su marido expresándole la preocupación que sentía ante la posible destrucción de la de la patrona, siendo tranquilizada por él, que le dijo que La Caridad se encontraba a salvo en el almacén municipal.
Mariano López Bernal, el hijo de este hombre que fue alcalde en funciones de Cartagena, me ha enviado un escrito en el que narra algunos de los recuerdos que conserva acerca de su padre y de su papel en este hecho, y que reproduzco a continuación:



José López Gallego fue en los años treinta fundador de Izquierda Republicana en Cartagena, partido que, por no existir en aquella época subvención del gobierno, fue en principio muy difícil de mantener económicamente, hasta que poco a poco, las cuotas y ayudas de sus militantes, le dieron solidez.

Fue mi padre concejal del Ayuntamiento de Cartagena desde el mes de agosto de 1936 hasta que marchó el exilio, y durante todo ese tiempo, el sueldo devengado por su cargo municipal fue cedido a la Casa del Niño.

Entre todos los partidos políticos de izquierda de la época, debido a las circunstancias, crearon el Frente Popular, eligiendo a mi padre para la presidencia de éste, como representante de Izquierda Republicana, por no tratarse éste de un partido extremista. En este puesto de la nueva organización hubo de superar infinidad de problemas y controversias morales y políticas, pues los partidos extremistas no querían tolerar que se les forzara a reprimir sus esfuerzos revolucionarios, por lo que sufrió un atentado, sin éxito, a la salida del Ayuntamiento.


Entre los actos vandálicos que mi padre evitó, se encuentra el asalto a la Iglesia de la Virgen de la Caridad, que ocurrió de la siguiente forma:

En el verano de 1936, estando en la playa de Los Nietos, donde veraneaba la familia, se personaron, en un automóvil, Rafael Sánchez Martínez y otras tres personas, advirtiendo a López Gallego de los preparativos que se estaban realizando en Cartagena para el asalto a la iglesia de la Virgen de la Caridad.

López Gallego, por su relación con Bouza, Jefe de la Base Naval, se puso en contacto con éste y le pidió protección de marinos que, junto con una escuadra de Policía de Asalto se distribuyeron entre la aglomeración que se estaba instalando frente a la puerta principal de la iglesia, y López Gallego, de espaldas a dicha puerta, trató de evitar el asalto increpando a los cabecillas y diciendo a cada uno de ellos qué clase de personas eran, por qué querían asaltar la iglesia y los beneficios que querían obtener. Al desenmascararlos, la multitud cambió de actitud y poco a poco fue disgregándose, tal como lo hicieron los líderes de esa acción, que acabaron por abandonar la idea, no sin amenazas.
Al dirigirse a los promotores del asalto, dijo, entre otras, textualmente, estas palabras: "Si tenéis huevos, subid esos escalones, pero con la pistola en la mano" (cosa que no hicieron).

Estas palabras, en el año 1972 fueron confirmadas en la siguiente situación (sólo como confirmación de lo ocurrido se citan):

Un hijo de López Gallego, al hacer el comentario sobre la salvación de la Virgen de la Caridad, al llegar al inicio de esa frase, fue interrumpido por su interlocutor, que la terminó, letra a letra. Al inquirir cómo y por qué conocía con tanta exactitud lo sucedido, respondió que su suegro era uno de los policías de asalto que estaban protegiendo la iglesia. Por cierto, este muchacho era programador de computadoras y trabajaba como técnico y jefe de programadores con los distribuidores de las computadoras marca "Commodore", en Murcia, señores Gravalos y Manzano; tristemente no he podido recordar su nombre pero sí que vivía en Cartagena, y su suegro en Santa Lucía.


Se cuenta, y es cierto, que en el frustrado asalto a la iglesia de la Virgen de la Caridad, estaban presentes muchas prostitutas de Cartagena: El motivo fue que, tanto la autoridad municipal como la militar, pidieron a la dueña de la casa más importante, llamada Caridad La Negra, que enviara a sus pupilas para hacer más contraposición a los posibles asaltantes, cosa que ocurrió al sumarse a la policía, la marinería y estas profesionales.

La Virgen de la Caridad pasó, de la Iglesia, al depósito del Ayuntamiento, junto con otras imágenes de las que el Frente Popular  organizó la recogida.


Entre otros hechos en los que López Gallego intervino, hay que mencionar que estuvo encargado durante la guerra civil del reparto a las panaderías de la harina para pan que se recibía, y nos consta que a la Casa del Niño, al Asilo de Ancianos y a las monjas que los cuidaban, no les faltó el abastecimiento de pan ningún día.

Para evitar asesinatos, llegó a tener escondidos en su domicilio a personas de bien, hasta que pudo preparar los pasaportes y embarcarlos en el puerto de Cartagena con destino al extranjero, ayudó y devolvió muebles y enseres que fueron incautados por extremistas a personas, empresas y comercios.

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