martes, 14 de abril de 2015

DÍA PARA EL RECUERDO, DÍA DE LIBERTAD, DÍA PARA LA FRATERNIDAD

En el cuadragésimo cuarto aniversario de la instauración de la II República Española, un emocionado recuerdo para quienes entregaron su vida por haberla defendido de quienes se alzaron en armas contra ella.

Y para concretar en palabras este recuerdo, recurro a las que el domingo, día 12, pronuncié ante el memorial que honra a los republicanos fusilados por el régimen franquista, ubicado en el cementerio de Santa Lucía, en Cartagena, en un acto de reconocimiento y recuerdo hacia ellos organizado por la ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE CARTAGENA, con el apoyo de las organizaciones sociales, políticas y sindicales cartageneras, dentro de la conmemoración del "DÍA DE LA LIBERTAD" que, por tercer año consecutivo celebramos en nuestra ciudad:

Entre el 29 de abril de 1939 y el 13 de enero de 1945, fueron fusilados 181 republicanos en Cartagena, ciento ochenta y una personas ajusticiadas después de procesos sumarísimos repletos de irregularidades, procesos en que, paradójicamente, se acusaba de rebelión a quienes habían defendido al gobierno legítimamente constituído, de quienes se habían rebelado contra él.
La Auditoría de Guerra del Ejército de ocupación implantó tres juzgados militares permanentes ubicados en las Escuelas Graduadas de la calle Gisbert, y las autoridades de la Marina, además de un consejo de guerra permanente, albergaron en sus dependencias 57 juzgados instructores.
A las tres semanas de la ocupación se había elevado a sumario 150 causas y se había informado en más de 450 sumarios de jefes, oficiales y auxiliares de la Marina.
Un auténtico alud de procesos con el fin de "depurar responsabilidades", que se nutría de los informes del Servicio de Información de la Marina, de la denuncia de particulares y del Servicio de Información e Investigación de la Falange. 

En este régimen represor estaban las detenciones a la orden del día, así como los registros domiciliarios y la violación de la correspondencia, todo para concretar y asegurar la "caza del rojo": Había que acabar con la simiente para que las flores de la Libertad no volvieran a florecer.

Cartagena y sus alrededores se vieron invadidos por la "marea negra": vestidos de luto de viudas, madres, hermanas y huérfanas que deambulaban por las calles arrastrando el dolor de la pérdida de sus hombres; mujeres de negro y ancianos con brazalete del mismo color que lloraban hacia dentro, en silencio, por miedo a manifestar públicamente sus lágrimas y sollozos, que podían atraer sobre sus personas la prolongación de la represión que ya habían sufrido los suyos.



Tenemos aquí los nombres de quienes fueron fusilados en Cartagena y de los cartageneros que fueron ejecutados en otros lugares.

Quiero recordar hoy, como ejemplos de ambos casos, el de Bartolomé Buforn, maestro perteneciente a la UGT a quien una antigua novia despechada denunció por rojo. 
Una madrugada, cuando su madre y esposa se dirigían hacia el penal a llevarle ropa y comida oyeron las detonaciones de los fusilamientos, y cuando algo más tarde se presentaron en la cárcel, los guardianes les informaron de que Bartolomé había sido uno de los fusilados.

Madre y viuda acudieron por la noche a escarbar en el montón de cadáveres hasta encontrar su cuerpo y trasladarlo al cementerio en una carretilla.


En cuanto a los fusilados en Cartagena, sabemos que, en nuestra ciudad, muchas veces los guardianes se apiadaban de los familiares y les hacían llegar el aviso de cuando se iba a producir la ejecución, como ocurrió en el caso de Pedro Cerezuela, tripulante del Lepanto que desembarcó en Málaga con la intención de comprar algún juguete a su hijo, 
coincidiendo con la fecha en que se llevó a cabo el paseo y fusilamiento de los oficiales de su barco y, a pesar de no encontrarse en el lugar del hecho, fue acusado de haber presenciado los fusilamientos y no haber hecho nada por evitarlo; por este motivo fue condenado a muerte. 
Su hermano recibió el aviso del día y hora de la ejecución y pudo presenciar como Pedro se negó a que le vendaran los ojos y recibió a la muerte mirándola de frente.


A éstos, y a todos los demás, en cuyo recuerdo se ha erigido este memorial, hemos venido hoy a honrar. a ellos, y a todos los restantes republicanos, de Cartagena y de fuera de ella, que entregaron la vida por la defensa de las libertades.
Para ellos, y para quienes pagaron con la prisión, las torturas, el exilio, el hambre o la humillación su lealtad al gobierno legítimo del pueblo español, pedimos que, por fin, llegue, de una vez por todas, la VERDAD, la JUSTICIA y la REPARACIÓN.
¡Viva la República Española!

Esta jornada arrancó en el cementerio de Los Remedios, con una gran asistencia de demócratas, de amantes de la Libertad, que nos citamos con la intención de rendir homenaje a los caídos en defensa de la Libertad.

Nos congregamos, en primer lugar, ante la sepultura de Pencho García, que falleció en plena juventud, como consecuencia del derrame cerebral por el impacto de una pelota de goma disparada por la policía durante el transcurso de una manifestación legalmente convocada.


Francisco Carrión, quien conoció en su juventud al asesinado, expuso una semblanza sobre su persona, relató los hechos que culminaron con su muerto, y culminó recitando el poema de Antonio Machado "Están aquí". 


Tras depositar un ramo de flores, nos encaminarnos al otro extremo del cementerio, donde se encuentra la sepultura de los marinos republicanos que murieron en el  Crucero "Cervantes", sepultura que, en su día fue costeada por el pueblo de Cartagena en honor de sus héroes y cuya inscripción fue mutilada durante la época franquista y recientemente rehabilitada la tumba y restituída la inscripción por la Asociación Memoria Histórica de Cartagena.


En este lugar, Enrique Nicolás, presidente de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, pronunció unas palabras en homenaje de estos marinos republicanos y Josefina Pérez, perteneciente a la junta directiva, recitó un poema de José Hierro. Tras estas dos intervenciones, también se depositó un ramo de flores.







A continuación, en la denominada "fosa X" en la que se encuentran los restos de 51 republicanos, marinos, trabajadores de la Maestranza y de la Constructora Naval, 
fusilados por el franquismo, Bernardo Sánchez, también miembro de la junta directiva de la Asociación, 

explicó el origen de la denominación de esta sepultura, la vergonzosa  manera en que habían sido olvidados los restos y borrado los rastros de su existencia, y la tarea de localización llevada a cabo por el socio de la AMHC Pedro Mª Egea Bruno y la rehabilitación de la sepultura por la Asociación, terminando con unas palabras de homenaje a estos ejecutados. 
Después del homenaje floral, tomó la palabra Vicente Verdú, familiar de uno de los sepultados en ella para hablar acerca del deber de la unidad de la izquierda en estos momentos como obligación que tenemos para la memoria de cuantos han entregado su vida en la defensa de los derechos que hoy se están vulnerando impunemente. 
En el mismo tema de la unidad abundó Antonio Bermejo, que habló a continuación.

Terminamos nuestro itinerario ante el monolito dedicado a los fusilados, donde, una vez terminada mi intervención, que acabó con el poema "Jornaleros", del poeta republicano Miguel Hernández, el cantautor Domingo Pérez interpretó varias canciones, entre las que destacó el poema de Eduardo Galeano "Los nadie", musicado por él. Al concluir, Antonio Ortiz García-Vaso recitó el poema de Gil de Viedma "Manualidades", María Conesa leyó otro poema, 
enviado por Virginia Pérez, que este año no había podido asistir a este acto al que todos los años acude, Floren Dimas intervino a continuación para manifestar el valor y la lealtad de estas personas, pertenecientes, en su mayoría, a la clase obrera, la clase oprimida, que habían encontrado la muerte por haber sido consecuentes con sus ideas, y las numerosas personas presentes depositaron, cada una, un clavel en homenaje a los fusilados.




Terminó el acto con el canto colectivo del Himno de Riego del Canto a la Libertad, de J.A. Labordeta, tras el cual nos dirigimos en caravana de vehículos con banderas republicanas hacia la Urbanización Mediterráneo donde tuvo lugar la tercera "Fiesta de la Libertad"








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