sábado, 3 de octubre de 2015

REUNIÓN DE ASOCIACIONES MEMORIALISTAS DE LA REGIÓNDEMURCIA

Tres de octubre de 2012:
La plataforma de asociaciones memorialistas de la Región Murciana ha celebrado una nueva reunión de coordinación
 

Representantes de AGE - REGIÓN DE MURCIA (Archivo - Guerra Civil, Exilio y Resistencia), ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE CARTAGENA, ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE MURCIA - TENEMOS MEMORIA, ATENEO VILLA DE ARCHENA y GRUPO REPUBLICANO 14.4 de Calasparra, se han reunido con el fin  de, en primer lugar, debatir la programación del Plan de Coordinación Regional, informar acerca de la entrevista mantenida con doña Rosa Peñalver, Presidenta de la Mesa de la Asamblea Regional y preparación de la cercana reunión con la junta de portavoces de los grupos políticos de dicha Asamblea. 
En segundo lugar se ha tratado acerca del encuentro de asociaciones memorialistas que, en el ámbito estatal, tendrá lugar el próximo 17 de octubre en Madrid, y se han estudiado los documentos propuestos para dicho encuentro, en el que se tratará de consensuar en todas las asociaciones de Memoria Histórica de España una estrategia de medidas trasversales para presentarlas a los partidos políticos que se presentan a las próximas elecciones, con la petición de que las incluyan en su programa electoral.

lunes, 17 de agosto de 2015

De la Puerta de la Serreta a las Puertas de San José, 5


ITINERARIO MEMORIALISTA POR CARTAGENA

 

5ª etapa: De la Calle de la Caridad a la Calle Gisbert



Siguiendo la ruta por la calle de La Caridad, en dirección al puerto, se prolonga la vía en la conocida calle Gisbert, que durante siglos formó parte del Monte de la Concepción.
A finales del siglo XVIII, entre las Puertas de San José y las del Muelle, no se encontraba ninguna entrada a la ciudad, por lo que la población, aparte de las dos citadas, las Puertas de Madrid, de Felipe II y el portalón de La Serreta, no disponía de  ninguna otra comunicación al exterior, por lo que se pensó en la posibilidad de  que la calle de La Caridad se prolongase para tener salida al puerto, atravesando la Muralla de Carlos III.


En la falda norte de la colina de La Concepción existía un suburbio que, al decidir comenzar el desmonte, derrumbaron, para abrir una plazuela en la cual, formando esquina con la calle de San Francisco, se levantó el Cuartel de Brigadas, por lo que se llamó a la plazuela Plaza del cuartelillo, hasta que el Ayuntamiento le cambió la denominación por la de Plaza de San Leandro.




Quedó interrumpido el proyecto de abrir la nueva vía hasta el año 1877, en que, como ha sido habitual en nuestra ciudad, sólo por intereses militares se retoman los proyectos abandonados. Y así, para facilitar la descarga y el embarque de materiales bélicos, se vio la necesidad de comunicar en línea recta el puerto con el Parque de Artillería, y por acuerdo entre el Ayuntamiento y la Junta de Obras del Puerto, con el apoyo del Ministerio de Gobernación, al año siguiente se gestionó y aprobó el proyecto, según los planos del arquitecto municipal, don Carlos Mancha, siendo subsecretario de Gobernación don Lope de Gisbert, en cuyo honor se denominó con su apellido a la nueva calle.
Aunque en 1888 se estableció la unión entre el muelle y la plaza de San Leandro, fue con carácter provisional, hasta 1893 en que se culminó el desmonte y la unión se hizo real.


Poco a poco se llevó a cabo la urbanización de la nueva calle, que tenía a un lado el Monte de la Concepción, y al otro, varios cuarteles, el Hospital Militar, la plaza de toros y el Pabellón de Autopsias.

Plaza de toros. Detrás, antiguo cuartel de Antigones,
hoy forma parte del Campus de la Muralla de la UPCT


Cuartel de Antigones

Pabellón de Autopsias

Delante, Hospital Militar de Marina. Detrás, a la izquierda, plaza de toros
Fue en esta calle en la que en el año 1900 se establecieron las primeras Escuelas Graduadas de España, lo que se llamó “Covadonga de la Educación”. 






Tomás Rico Valarino
En estas escuelas, cuya construcción dirigió el arquitecto municipal Rico Valarino, comenzó de manera experimental el nuevo tipo de organización escolar: por primera vez las clases se impartirían clasificando al alumnado por edad y nivel, al contrario que en la tradicional Escuela Unitaria.

La experiencia pionera de nuestro Ayuntamiento no acabó con la construcción del nuevo edificio, sino que desplazó a dos maestros, don Enrique Martínez Muñoz y don Félix Martí Alpera, en una ruta por las escuelas de Europa para importar las más novedosas experiencias educativas de Alemania, Francia, Bélgica, Suiza e Italia.
Enrique Martínez Muñoz
Félix Martí Alpera

Cualquier guía que enseñe la ciudad a los turistas contará estos detalles ante el antiguo edificio, aunque callará, probablemente porque no tenga conocimiento de esos hechos, la causa abierta por las autoridades franquistas contra el insigne pedagogo Martí Alpera, por su condición de republicano, profesor de ideas liberales, defensor de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza e impulsor de la Escuela Nueva.

Félix Martí Ibáñez dedicó toda su vida profesional a la modernización y renovación de la Escuela Pública en España, y su labor pedagógica, tan brillantemente desarrollada tanto en Madrid como en Cartagena y, posteriormente, en Barcelona, se vio bruscamente truncada por el proceso de depuración franquista que apartó al maestro más famoso del país de su labor docente, destino que, al igual que a él, se sometió a tantos profesores republicanos, sin más motivo para ser apartados de su puesto de trabajo, que haber luchado por la renovación de la escuela.


Expediente de depuración de Félix Martí Alpera
¡Qué vergüenza que de esta manera fueran pagadas tantas personas que con tan gran desinterés y enorme entrega contribuyeran al proyecto de renovación educativa de nuestro país y a la lucha por la consecución de una juventud más culta, más ilustrada, por la creación de un país más moderno, más europeo...!

Respuesta de Félix Martí Alpera al pliego de cargos
 Junto a la puerta de entrada de lo que hoy es un edificio destinado a usos sociales y culturales, sede además, de la Asociación de Amigos de las Escuelas Graduadas, existe un rótulo que nos habla del antiguo uso pedagógico de la construcción y el hito que supuso la fundación de estas escuelas para la historia de la educación en nuestro país; que nos explica la declaración del edificio, hace once años, como monumento con carácter de bien de interés cultural, pero ninguna mención a la ocupación que de ellas llevaron a cabo las tropas vencedoras de la guerra civil, que dos semanas después de la conquista de la ciudad establecieron allí la base de tres juzgados militares permanentes para juzgar a los cartageneros y cartageneras que se mantuvieron fieles al gobierno durante la contienda.



Si continuamos nuestra andadura en dirección al “agujero”, como se llama al túnel que perfora las murallas para dar acceso al muelle, a pocos metros de la ubicación de las antiguas escuelas nos encontraremos un nuevo testimonio de los años de la cruenta guerra civil: se trata de las puertas que daban acceso al entramado de galerías que conformaron la red de refugios antiaéreos situados en la falda del monte de la Concepción. Fueron construidos bajo la supervisión de la Junta Local de Defensa Pasiva con el fin de proteger a la población civil del ataque de los aviones de los rebeldes.

El papel de la plaza de Cartagena fue crucial para el desarrollo de la guerra. Si la ciudad se hubiera unido a los golpistas, la España Republicana habría sucumbido en los primeros meses del conflicto, pero el que estuviera en manos de los gubernamentales ayudó a la República a oponerse a los golpistas durante tres años, pues Cartagena se convirtió en la base operativa de la flota republicana y el principal punto de entrada de víveres, avituallamiento y armamento para la defensa de la zona republicana.
De ahí la importancia de la construcción de estos refugios, pues nuestra ciudad se convirtió en el principal objetivo de la aviación alemana e italiana que apoyaba a la franquista en sus bombardeos incesantes a lo largo de los tres años del enfrentamiento, convirtiéndonos en la población más bombardeada después de Madrid.
Una pequeña parte de estos refugios se ha rescatado del olvido para convertirse en Museo de la Guerra Civil, un espacio horadado en el monte, centro de Interpretación Histórica, en que los y las visitantes pueden acceder a la exposición temática acerca de las características de los refugios antiaéreos en sí y a los efectos de la guerra sobre la población civil, a la influencia de ella sobre los diversos aspectos del devenir cotidiano de la vida en la ciudad. 
Podemos asistir a la proyección de imágenes originales de la guerra, exposición de fotografías sobre los efectos devastadores de los bombardeos, con incidencia destacada del que se sufrió el 25 de noviembre de 1936 y paneles informativos con testimonios de la época, como la organización de la defensa pasiva, la propaganda y enaltecimiento de los valores republicanos que había que defender de los ataques fascistas, los problemas del desabastecimiento, los objetos de la vida cotidiana, la organización de la educación en tiempos de guerra o la manera en que discurrían los escasos momentos de ocio.
Se termina el recorrido con una muestra de pintura infantil, en que los niños y niñas nos muestran su visión de la guerra y un enaltecimiento de los valores de la paz.



Muchos cartageneros y cartageneras permanecieron horas y horas, casi a diario, en el interior de los refugios, mientras que las bombas alemanas o italianas llevaban a cabo su tarea destructora. Con gran impaciencia aguardaban la salida para saber qué había sido de aquellos familiares de los que ignoraban si se habían podido o no poner a salvo a tiempo, pues muchas veces las sirenas no sonaban con la antelación suficiente para poder acudir a tiempo a cobijarse; esperando con ansiedad para ver si la vivienda que precipitadamente habían abandonado todavía quedaba en pie.
Horas y horas en que la población civil, con independencia de que sus ideas fuesen anarquistas, republicanas, monárquicas o fascistas, al margen de que su papel durante esos tres años hubiera sido de colaborar con el Gobierno o participar de las actividades del Socorro Blanco, con indiferencia de que su actitud fuese más o menos pasiva, o incluso de que, por aquello de que a río revuelto ganancia de pescadores, se estuviesen aprovechando de la situación para enriquecerse sin escrúpulos ante la situación de miseria de tantos paisanos y paisanas... esa `población civil sufría, temía, lloraba, experimentaba momentos de pánico y desesperación, ante los continuos bombardeos, ensayo calculado fríamente de lo que la aviación nazi llevó a cabo posteriormente en el resto de Europa.


España sufrió por primera vez en la historia europea la represión bélica sobre la población civil, y de eso fue una muestra Cartagena, como Madrid, Gernika, Durango... en mayor escala que otras poblaciones de la España Republicana.

La primera casa que fue derribada por una bomba en la ciudad, enterró bajo sus cascotes a los señores de la familia, la criada y el perro... porque las explosiones no entendían de diferencia entre clases, ni tan siquiera entre especies... y lo mismo que las explosiones, tampoco el hambre y la miseria distinguió muchas veces de ideologías... la población cartagenera, hermanada bajo el terror de los bombardeos o bajo el impacto del bloqueo, debía disponer de un monumento dedicado a ella, a esa población que, sin discriminación de edad, sexo o condición social sufrió los efectos de la barbarie y la intolerancia.


Sueño ver erigirse ese monumento en el lugar del que hoy ocupa alguno de los levantados en honor de los golpistas asesinos López Pinto o Bastarreche, un monumento a la memoria de quienes perdieron su vida por los bombardeos, de quienes se arruinaron por su causa, de quienes perdieron en ellos a sus seres queridos, de quienes  quedaron marcados para siempre por el impacto emocional de aquellos días.

Recuerdo esos versos de Bertold Brecht que, más o menos, decían algo así como:

Hace mucho tiempo hubo una guerra.
Al final hubo vencedores y vencidos.
Entre los vencidos, el pueblo llano, pasó hambre.
Entre los vencedores, el pueblo llano, la pasaba también.

Pues sí, el pueblo llano pasó hambre, el pueblo llano sufrió y padeció, tanto entre los vencedores como entre los vencidos, porque ayer, igual que hoy, ése es el destino del pueblo: sufrir y padecer las consecuencias de los egoísmos, de las intolerancias, del capitalismo y del fascismo, mientras que los de arriba se enriquecen a costa de su sufrimiento, de su hambre, de su miedo y su dolor...

Sueño con monumento levantado en honor de ese pueblo que sufrió.
Ansío ver desaparecer los monumentos y los nombres de los fascistas de nuestras calles y plazas.


¡¡¡FUERA NOMBRES FRANQUISTAS DE CARTAGENA!!!    




sábado, 1 de agosto de 2015

UNOS POCOS Y TÍMIDOS PASOS

Unos pocos y tímidos pasos... de los muchos que quedan por dar.

El Ayuntamiento de Cartagena da luz verde a la creación de una comisión de expertos/as que, antes del 30 de diciembre, retire del callejero las denominaciones y monumentos fascistas.



En Salamanca, de la mano de C's, prospera la moción para retirar a Franco la medalla de oro de la ciudad...
¿Será real la impresión de que aires más frescos comienzan a soplar?
Ojalá y se trate del principio de una serie de medidas para que este país recupere la memoria y recobre la sensatez.
Quizás pronto podamos lanzar las campanas al vuelo porque se reintegre a las víctimas el honor robado, porque se repare su dignidad y se les rehabilite moral y jurídicamente.
Se va a comenzar por quitar los honores a los asesinos, a los golpistas, a los verdugos... No nos quedemos ahí, por favor, no nos quedemos ahí.


La memoria de las víctimas del franquismo no es personal y familiar. Atañe a toda la población.
Demostremos nuestra identidad como país democrático y demos unos cuantos pasos más.
Unos decididos pasos reconociendo las administraciones que los delitos del franquismo son crímenes contra la humanidad, unos valientes pasos, declarando la nulidad de los juicios que se siguieron contra los republicanos y republicanas, unos esperados y ansiados pasos, estableciendo los poderes públicos los derechos de las víctimas a la Verdad, la Reparación y la Justicia...
Sigamos dando pasos, por favor.


miércoles, 8 de julio de 2015

Dolores Cabra: “Debe aprobarse una Ley de Memoria Histórica Democrática”

A propósito de la Ley de Memoria Histórica, una ley incoherente que no satisface a nadie, una ley que no reconoce los derechos de las víctimas, traigo aquí el siguiente enlace, en el que podemos leer la entrevista realizada a Dolores Cabra, presidenta de AGE, en la que explica con claridad la necesidad de una nueva ley, ante la inutilidad de la existente:

Dolores Cabra: “Debe aprobarse una Ley de Memoria Histórica Democrática”

sábado, 27 de junio de 2015

LA IMPRESCINDIBLE NECESIDAD DE LA MEMORIA


"A las generaciones futuras no les contarán nada sobre nuestro fracaso, y si lo hacen, será de tal manera que no les quedarán ganas de saber nada sobre nosotros"
Max Aub (Campo de los Almendros)

 Dada la vigencia que continúa teniendo, hoy en día, este artículo del memorialista Floren Dimas, lo reproduzco en este blog, por la pertinencia de sus manifestaciones.


(Escrito hace 10 años)
LA IMPRESCINDIBLE NECESIDAD DE LA MEMORIA

Max Aub es uno de los novelistas más destacados de la literatura española del siglo XX. Pero su nombre es desconocido para el gran público, porque está excluido del catálogo oficial de autores cuya lectura es prescriptiva para los estudiantes de Secundaria y Bachillerato. Hubo de ser un antiguo censor franquista, Camilo José Cela, quien lo redescubriera para los lectores españoles en la década de los 60, cuando Aub visitó por última vez el país del que se exilió para constatar que nunca volvería a ser el suyo.

Max Aub fue un socialista sin concesiones, crítico de Prieto y Besteiro y partidario ferviente del último primer ministro legítimo de España antes de la imposición de la dictadura: Juan Negrín. Pero el olvido de los suyos condujo a la paradoja de que el acto constitutivo de la fundación que lleva su nombre fuera presidido por un presidente de gobierno de la derecha más rancia, José María Aznar cuyo padre, eminente prohombre de la Prensa del Movimiento y Director de la escuela de cine bajo Fraga, seguramente jamás habría permitido a Aub publicar en un periódico español ni firmar un guión cinematográfico como el de Sierra de Teruel.

En "Campo de los Almendros" - la novela más dramática de su ciclo El laberinto mágico - Aub narra la desesperanza de los vencidos que aguardaban la cada vez más improbable salvación en el muelle del puerto de Alicante, último territorio de la República Española a finales de marzo de 1939. Dos personajes hacen balance de lo que pudo ser y del legado que dejan a las generaciones futuras ¿Qué dirán, se pregunta uno de ellos, de su fracaso? "No te preocupes, - responde su antagonista - no se lo contarán y, si lo hacen, será de tal manera que no les quedarán ganas de saber de nosotros. Lo tendrán que descubrir todo por sí mismos".

El franquismo cumplió eficazmente su misión. Como predijo Aub, no se limitó a administrar la victoria militar y la represión subsiguiente con un parsimonioso criterio contable del terror, dispensador de penas de muerte y años de cárcel; no bastaba con erradicar a las personas que habían protagonizado el intento más avanzado de implantación de un estado laico, culto y socialmente justo que había tenido lugar en la Historia de España: había que arrasar el fermento que de ello pudiera subsistir en el futuro, aquello que pudiera ligar a las generaciones venideras con los esfuerzos  de las que les precedieron: la Memoria. Y la Memoria fue suplantada por la Ignominia: callejeros convertidos en homenaje perenne a la barbarie, espacios públicos consagrados a la brutalidad, el oscurantismo y el genocidio, plazas ornamentadas por monumentos al rencor y el delito organizado en forma de régimen tiránico...

Sí, el franquismo cumplió eficazmente su misión, pero ¿están cumpliendo con la suya nuestros actuales representantes democráticos? Reivindicar la Memoria Histórica no es un anacronismo ni un incordio; promover y saludar la retirada de los monumentos a la ignominia no es incitar a la revancha ni reabre más heridas de las que su misma pervivencia encarna. El homenaje a las víctimas es un ejercicio de justicia restitutoria, así como la erradicación de la glorificación a los verdugos es un deber de salud ciudadana. Cada uno de quienes nos reclamamos tributarios del proyecto democrático que encarnó la República Española tenemos el deber, en el ámbito de nuestra actividad, de recuperar la vigencia de aquel legado y la dignidad de sus protagonistas.Pero si esto nos concierne a todos, como sociedad civil, con más razón obliga a quienes ocupan cargos institucionales (estatales, regionales, municipales o sindicales) en virtud del voto popular y en nombre de las organizaciones obreras, democráticas y progresistas, que en mayor medida nutrieron las listas de la represión a manos de aquéllos que aún, desde placas, monolitos y pedestales, ofenden la memoria de las víctimas, la dignidad de los demócratas y la decencia de la que aspira a ser una sociedad avanzada del siglo XXI. En sus manos está que, por fin, las nuevas generaciones de españoles no tengan que redescubrir todo por sí mismos, ni seguir escarbando en las cunetas los restos de los suyos, como una evidencia arqueológica de la impunidad que reinó en la España, desde el 18 de julio de 1936.
Floren Dimas
Lorca, 27- 03 - 05


miércoles, 22 de abril de 2015

LA ICONOGRAFÍA FASCISTA



En una escena de la película Odessa el periodista que trata de infiltrarse en la organización nazi pregunta al dueño de una tienda de antigüedades si tiene una cruz de hierro de segunda clase. Cuando el anticuario se la ofrece, le hace la observación de que no lleva la cruz gamada en el centro – Son las únicas que nos permiten vender – le responde.

No ocurriría esto en España; por el contrario, la iconografía fascista goza de libertad de venta, aunque nos cueste creerlo. Los grupos ultras exhiben sin recato banderas con la cruz gamada o con el águila franquista, se permiten saludar con el brazo en alto y hacen gala de actitudes fascistas sin que las autoridades se opongan a ello.



No es extraño encontrar establecimientos donde se venden figuras representando a personajes del fascismo español, italiano o alemán con total impunidad, como sucede en tiendas donde se venden
miniaturas de plomo o en algunas de recuerdos, como ocurre en la llamada “Arte Toledano”, enfrente del Museo del Prado, en uno de cuyos escaparates, catalogadas como “personajes históricos” podemos ver reproducciones de las imágenes de Franco, Hitler, Mussolini, José Antonio Primo de Rivera, o incluso el golpista Tejero. Me gustaría saber lo que pasa por la cabeza de los turistas extranjeros al contemplar este alarde de totalitarismo rancio y descarado.






A través de Internet se venden botellas de vino con la foto de Franco en la etiqueta, o bustos con su efigie, llaveros y tazas con el escudo del aguilucho o la garra hispánica, metopas con el yugo y las flechas o camisetas con el rostro de José Antonio… y nadie parece escandalizarse de ello.




Aunque 
sí se hace cuando se muestra la bandera de la II República, cuyo uso llega incluso a vetarse en algunos lugares, alegando que dicha bandera “no es constitucional”.


Ante todo, unas aclaraciones:

Según establece la Constitución Española en su art. 4.1, la bandera oficial de España es la bandera bicolor roja y amarilla mientras que la tricolor fue bandera oficial también del Estado español durante la II República (art. 1 de la Constitución Española de 1931).



La bandera con el águila es ilegal, como también lo es la esvástica y demás signos fascistas. 
La Constitución de 1978, además de instituir una monarquía parlamentaria (art. 1.3 CE) también garantiza la libertad ideológica (art. 16.1 CE) y la de los partidos (art. 6 CE), y por tanto garantiza el derecho a ser republicano/a, a expresarlo (art. 20.1.a) y a militar en partidos republicanos. 
La bandera republicana, aunque legal, no es actualmente la bandera oficial del estado, por lo que puede utilizarse, pero no en actos oficiales; sin embargo, la simbología fascista tanto banderas como cualquier otra de sus formas es totalmente ilegal porque los fines y medios fascistas se oponen a la democracia, la libertad y la paz consagradas en nuestra Constitución, ya que el fascismo es la negación absoluta de estos conceptos pues significa anulación del pluralismo político y la democracia, represión política de los demás partidos e ideologías, uso sistemático de la violencia, exclusión sociopolítica (y eliminación física incluso) por motivos de raza, etnia, ideológicos o de capacidad física o psíquica, y uso de la guerra como instrumento de política exterior.

Y ¿Qué dice la legislación al respecto?

La legislación española, aunque cueste trabajo creerlo, no castiga la exhibición de simbología nazi, a menos que vaya acompañada de una conducta activa "propia de un crimen de odio". La mera exposición de estos símbolos, por sí sola, no es perseguible penalmente.



En nuestro país los símbolos que incitan al racismo no están castigados por el código penal. Da igual que formen parte de una bandera, un cartel, una camiseta, una pegatina o un tatuaje. España castiga la acción y el mensaje criminales, pero no la utilización de distintivos.



Así, no es de extrañar ver cómo se hace alarde de llevar un llavero con el águila fascista o colocar ésta como fondo de pantalla del teléfono móvil. También hay quien elige como melodía para éste el "Cara al Sol", himno del partido falangista.


En Europa sí que existe, no obstante legislación al respecto que nos obliga, también en España, en el ámbito de los deportes, aunque np vemos que, tampoco en este ámbito, se cumpla la normativa.
Se decretó que los árbitros, si ven alguno de esos símbolos durante los partidos, pueden detener el encuentro hasta que eliminen la pancarta o el símbolo expuesto.
La Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte los prohíbe y sanciona específicamente, aunque el castigo se traduce solo en una sanción económica.


Incomparable la situación española con la alemana, que prohíbe explícitamente la utilización y exhibición de cualquier símbolo nazi o la expresión de sus principios.


La “democrática España”, el país que tanto nos repiten “tuvo una transición modélica” sigue alardeando de fidelidad a su pasado franquista con la exhibición de la iconografía antidemócrata y con el mantenimiento de los monumentos a los golpistas y los nombres de simbología fascista en nuestras calles y plazas, mientras continúa negándose a rendir el homenaje debido a cuantas españolas y españoles de ideal democrático dieron su vida por la defensa de aquellos valores que, sobre el papel, declara nuestra Constitución, pero que no tienen, hoy por hoy, traducción práctica en la actitud del día a día por parte de nuestras instituciones.
Triste historia la nuestra, e inmensamente más triste es que no hayamos sido capaces de aprender de ella.