- Pero bueno, ¿por qué queréis quitar esos nombres, que están ahí tanto tiempo? - pregunta una señora.
- Porque eran unos asesinos - se les responde - ¿No sabe usted cuántas personas murieron por orden de Bastarreche?.
- Bueno, mejor no hablemos, mejor no hablemos - la mujer se lleva el dedo a los labios mientras que dice esto, se encoge de hombros, da media vuelta y continúa su camino.
¿Qué ideas estarán rondando por su cabeza? ¿por qué ese "mejor no hablemos"?
Mientras tanto, una monja mantiene el papel en la mano, mientras esboza una extraña sonrisa. Fija su mirada en la pancarta, y después de un par de minutos, lo guarda en el bolsillo y se va.
Sigue uniéndose gente al grupo; siguen pasando otros con mirada reprobadora ¿Qué dirían si delante de su casa colocaran una placa con el nombre de Pinochet, con el de Hitler, con el de Mussolini...?
Entre dos manifestantes se procede a la lectura del manifiesto:
Según hemos contabilizado hay en
nuestro término Municipal 35 calles,
2 bustos, 5 placas y 1 monumento
con estas características. La retirada de dichos símbolos se ha
convertido en una necesidad moral y un imperativo legal.
En estos símbolos están todavía
presentes los nombres de significativos personajes del régimen, que sostuvieron
ideológicamente el fascismo, o estuvieron implicados en la sublevación golpista
y en los crímenes cometidos, al amparo de la dictadura, contra la población
civil, que supuso una feroz represión en Cartagena.
Bustos como los del Almirante
Bastarreche, que firmó en nuestra ciudad 48 penas de muerte y que, como
comandante del crucero Canarias, ordenó el ametrallamiento de las personas civiles
que huían de las tropas nacionales por la carretera de la costa de Málaga a
Almería.
O como el del General López Pinto, golpista que se sublevó en Cádiz. En esa
ciudad y pueblos limítrofes conocen muy bien a este asesino, que también lo fue
en Santander y Bilbao. El Ayuntamiento de Cartagena aduce, para no quitar su
busto, su condición de cartagenero y hermano marrajo.
En Santa Ana los nombres de las calles
coinciden con los de los generales Martín Alonso, Millán Astray, Orgaz,
Solchaga, Valera, Saliquet, Serrano… en definitiva, todos los golpistas.
En la Aljorra, todavía existe una calle
dedicada a José Antonio Primo de Rivera, y otra al falangista Francisco Bernal,
amén del monumento dedicado a los caídos: El Yugo y las Flechas, símbolo que
hace suyo la Falange, los nazis españoles, los camisas azules, la mano negra
del régimen… aquellos que llevaron a la práctica la frase de su fundador “No hay más dialéctica
admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas”.
Entre el 29 de abril de 1939 y el 13 de
enero de 1945, fueron pasados por las armas en Cartagena 176 compañeros/as, cuyas
edades oscilaban entre los 18 y los 82 años del compañero, Ceferino Ferrol.
En muchos casos los fusilados eran
verdaderos cadáveres andantes, a los que incluso había que sentar en una silla
para su ejecución, debido a las pésimas condiciones de vida y las torturas que
habían sufrido en las cárceles de Cartagena.
Cientos de compañeras fueron vejadas
(corte de pelo, paseo en cueros por la ciudad, aceite de ricino…) y/o
violadas.
Muchos niños fueron secuestrados y
entregados a otras familias.
Según los últimos estudios, realizados
por las asociaciones de la Memoria Histórica, el 98% de estos hechos, fueron
llevados a cabo por miembros de la Falange, cuyos símbolos fueron lo último que
vieron muchos de los ejecutados.
Los símbolos franquistas son mucho más
que símbolo del pasado, son también signos del presente, como viva
representación de la permanencia en nuestro país de ideas trasnochadas,
heredadas por organizaciones y partidos políticos presentes en el parlamento y
en la vida pública española, justificadores y defensores de los símbolos de un
régimen criminal. LOS SÍMBOLOS FRANQUISTAS SOLO SON DEFENDIDOS POR LOS FRANQUISTAS.
Ningún país con honor mantiene los
símbolos de sus dictadores y asesinos una vez que el Tiempo y la Historia han
colocado las cosas en su sitio.
Los demócratas cartageneros, independientemente
de su ideología, deben comportarse como ciudadanos europeos, haciendo lo que
los habitantes de los demás países han hecho, eliminar de la vía pública
cualquier vestigio que honre la etapa más vergonzosa de nuestro pasado.
Por todo ello proponemos al
Ayuntamiento que se inicie el procedimiento para la eliminación total de la
simbología que ensalza la dictadura, aún existente en el municipio de
Cartagena. Que se constituya una comisión
formada por todos los grupos municipales, para que en el plazo de 2 meses se elabore
una propuesta, para revocar menciones, distinciones, medallas y otros méritos así
como la retirada inmediata de monumentos, placas y bustos, de las calles y
plazas de nuestro municipio, y elabore una lista alternativa de los nuevos
nombres.
Tenemos muy claro que no vamos a dejar
de movilizarnos una y otra vez, hasta que consigamos sensibilizar a quienes
pueden y deben tomar dichas decisiones.
Antes de disolvernos, doblamos la pancarta con cuidado. Esperamos que no sea necesario tener que volver muchas veces a utilizarla ¿Será atendida nuestra reivindicación? ¿Cuándo llegará el momento en que se cumpla la ley?