viernes, 25 de octubre de 2013

EL TITANIC VICTIMARIO ESPAÑOL

Artículo de Floren Dimas: 


EL TITÁNIC VICTIMARIO ESPAÑOL

(VÍCTIMAS, SEGÚN QUÉ VÍCTIMAS)

Sin entrar a valorar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que condena la aplicación de la Ley Parot por vulnerar un principio universal del Derecho, como es aplicar leyes con carácter retroactivo, una vez más, nos produce un sentimiento de infinita indignación, comprobar la instrumentalización de la memoria de unas víctimas, las del terrorismo, a las que se hace objeto de una amplísima batería de medidas reparadoras, a la memoria de los fallecidos, y para atender a los demás afectados, incluidos sus familiares, entre las que se incluyen indemnizaciones, atenciones médicas y psicológicas, puestos de trabajo, viviendas, becas, pensiones, homenajes, elevación de monumentos, dedicatoria de parques, plazas y calles, etc., sin dejar de señalar que ha sido el propio Estado, el que ha llamado, una a una (y no es una frase retórica) a las puertas de los afectados, para ofrecerles estos auxilios, y creando leyes y soportes administrativos para atenderles solícitamente.

Ha sido sorprendente la comprensión y complacencia, con la que los poderes e instituciones estatales, han venido recogiendo las reivindicaciones de las asociaciones de víctimas del terrorismo, especialmente la AVT, fuertemente intervenida por el PP, incorporando muchas de sus pretensiones al BOE, subvencionándolas generosamente y permitiendo incluso que con estos fondos, se financien campañas de presión política para cambiar leyes, o para legislar “ad hoc” en función de sus particulares intereses.

El Estado Español, sus poderes e instituciones, se han volcado en la tarea de dignificar a estas víctimas, no solo de forma simbólica y testimonial, si no reconociendo jurídicamentesu condición de víctimas, y en consecuencia, aplicándoles las leyes reparadoras que contempla la legislación estatal e  internacional en materia de derechos humanos, empezando por la investigación de los crímenes, el señalamiento de sus autores y la aplicación de la justicia penal, eso que podíamos resumir con el lema “Verdad, Justicia y Reparación”.

Desde la necesidad y la justicia por las que estas medidas han sido aplicadas, lo que produce honda consternación y levanta una ola de silenciada protesta entre un amplio sector de españoles, es el desprecio y el olvido institucional por las otras víctimas, las del franquismo.

El gobierno socialista de Zapatero, promulgó en 2007 una ley, la de la Memoria Histórica, que además de no reconocer la condición jurídica de las víctimas del franquismo, relega al ámbito familiar o grupal su memoria individual y colectiva, dejando en manos privadas las exhumaciones de los asesinados –que borran las huellas judiciales de los crímenes al tratarse de exhumaciones extrajudiciales- sirviendo de coartada para la vigencia de una ley de impunidad y de punto final, como es la ley de Amnistía de 1977, en pleno vigor en la actualidad. Dicha ley, establece un plano de insoportable igualdad y equidistancia entre las víctimas y los verdugos, fundiéndolas en una casuística bélica, que repugna la más elemental conciencia del derecho y la moral.

Cada vez que los medios de comunicación, levantan apasionadas campañas informativas para exaltar la memoria de las víctimas del terrorismo, se levanta otra ola –silenciada por los medios- de la misma magnitud de indignación y de impotencia, entre las otras víctimas y sus familiares, las del franquismo, y entre éllas los 130.000 republicanos españoles asesinados, cuyos nombres y demás datos constan en la Audiencia Nacional, sin que ninguna familia haya recibido una carta del Gobierno interesándose por el caso, y sin que ningún parque ni calle de Madrid, ni de ninguna población española, se acuerde de estas víctimas de tercera categoría.

Para terminar, cabe dirigir un severísimo reproche a TODAS las asociaciones de víctimas del terrorismo, por su egoísmo sectario.

Desde que estas asociaciones aparecieron en la palestra mediática, no se ha escuchado jamás a ningún miembro destacado de las mismas, una sola palabra de recuerdo ni de compasión, hacia las víctimas de la dictadura de Franco.

Ni una sola  palabra.

Una miseria moral difícil de entender, en quiénes saben lo que es el sufrimiento por la pérdida injusta de un ser querido, asesinado en nombre de una causa que utilizó métodos criminales, para hacer valer sus razones políticas e ideológicas.

Mientras el Gobierno del PP, escucha y apoya a las víctimas del terrorismo, y legisla y pergeña atenciones de todo tipo para acompañarlas en su dolor, las “otras víctimas”, las de Franco, son despreciadas y olvidadas social e institucionalmente, incurriendo, como lo hace la Justicia española en un acto de prevaricación continuada, omitiendo el deber de socorrerlas con la misma entrega y servidumbre, con que lo hace para con estas víctimas de lujo de la democracia española.


Floren Dimas
25 de octubre de 2013
Calabardina-Águilas.

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